«Tu mitad animal»: nuestro lado más salvaje

El escritor Pedro Novoa presentó en la Feria del Libro Ricardo Palma su más reciente novela, Tu mitad animal, en la que los personajes muestran su lado más perverso, libre de ataduras y de reprensiones que hacen posible nuestra convivencia y paz social. Su lectura, según este texto de Raúl Tola es trepidante y divertida.

 

 

Por Raúl Tola Pedraglio*

Pedro Novoa es un pornógrafo, un sádico y un libertino. Detrás de su imagen bonachona y formal se esconde un alma ruin y una naturaleza violenta. Que su destino haya sido la docencia universitaria, y no los oscuros y fríos pasadizos de alguna correccional o penitenciaría, es un prodigio que le debemos a la literatura. Que dedique su tiempo al ingrato y solitario oficio de escribir, y no tenga la vida aventurera de un pandillero, un marca o un asaltabancos es un milagro. Que su rostro aparezca en la sección cultural de los diarios y no en las páginas policiales, puro azar. Solo así puedo explicarme la perturbadora impresión que me ha ocasionado Tu mitad animal, esta novela en la que Pedro Novoa se sumerge en la atribulada alma de un hampón, con una familiaridad que solo puede calificarse de sospechosa.

Tu mitad animal cuenta la historia de Jano, un joven con veleidades literarias que frecuenta el «Salsipuedes», una cantina cochambrosa y maloliente, donde se congrega una fauna de personajes extravagantes y perdedores. Uno de los más asiduos e interesantes es Batman, quien trabajó de joven en la editorial «Bestiario», que solo publica libros autobiográficos de figuras de la farándula y que vive sus años dorados durante el gobierno de Fujimori, editando aquellos vertederos de difamaciones y mal gusto que fueron los diarios chicha.

Cuando «Bestiario» cierra, Batman debe buscarse la vida como puede. Funda con un socio «Los visitadores», una banda de robacasas muy exitosa, con un final repentino y trágico. Hartos de sus vidas mediocres, Jano y Batman deciden resucitar a «Los visitadores» (II) y emprenden una provechosa carrera en el difícil arte de fisgar y desvalijar residencias ajenas. Entonces intervendrá un tercer personaje: la agraciada y perversa Dulce, exnovia de Batman, que dará inicio a un triángulo amoroso de consecuencias impensables.

TumitadAnimalPost2Tu mitad animal termina siendo la primera novela que escribiría Jano, al cabo de los tumultuosos hechos que ocasionaron la formación y disolución de la segunda versión de «Los visitadores». Comienza como un monólogo interior dirigido a la mitad animal del protagonista, aquella mezcla de ofidio, plantígrado y rapaz que todos llevamos dentro, y que solemos reprimir en nombre de la convivencia y la paz social. No es casual que la novela arranque con un epígrafe de Tristam Shandy de Laurece Sterne que dice: «En el siglo XVIII, se suponía que los “espíritus animales” se encontraban en la sangre y actuaban sobre el cerebro y el sistema nervioso. Se creía que a través de ellos el alma influía en el cuerpo». En lugar de obedecer a la voz de su cordura, Jano decide dejarse llevar por aquella «vocecilla insistente e invasora que surgía desde sus adentros para decirle: ¿por qué no?, varón, ¿por qué no?». Desde entonces su vida se convierte en un puro instinto, en una sucesión de imprudencias y excesos, en un desenfreno de sexualidad, robos, traiciones y muertes. Algo muy parecido a lo que ocurre con los atribulados personajes de la película Relatos salvajes, que en lugar de dejarse arrastrar por la resignación y el hábito, escogen el camino del arrebato, de la ferocidad, de la ruptura.

La naturaleza animal de las personas está presente desde el título de la novela, y es una metáfora llena de significados. A partir del momento que se rinde a ella, Jano se transforma en un ser imprevisible y violento, pero al parecer feliz y pleno. El eco de otras narraciones como La metamorfosis, de Franz Kafka, o Rebelión en la granja, de George Orwell, que desarrollaron la animalización de los seres humanos o humanizaron a los animales, resuena en las páginas de Tu mitad animal. En el ambiente de la novela parecen colgar todo el tiempo algunas preguntas: ¿Cuánto mejor o peor estaríamos, sin aquellos pequeños pero significativos detalles que nos distinguen de los demás seres, como los mamíferos menos evolucionados, los reptiles, los insectos o las plantas? ¿Sufriríamos más o menos si careciéramos de escrúpulos, de anhelos de trascendencia o de conciencia de nuestra propia mortalidad?

Tu mitad animal transmite vértigo gracias a su estilo intenso y torrencial, de frases largas y subordinadas que articulan metáforas, preguntas y afirmaciones. Mientras la leí no pude dejar de recordar mis lecturas universitarias de Charles Bukowski, Jack Keruac o Henry Miller, los ‘escritores malditos’ a cuya sombra comenzaron a escribir jóvenes como Bret Easton Ellis o los españoles José Ángel Mañas o Ray Loriga, junto con mi propia generación. A aquella mirada nihilista y grotesca del mundo, donde la droga, el alcohol y la sordidez resultaban gravitantes, Pedro Novoa le insufla nueva vida, con su abundante arsenal técnico y una sorprendente sucesión de juegos formales, que incluye permanentes cambios en el punto de vista del narrador y sorprendentes saltos temporales. Incluso las situaciones más ordinarias y cotidianas pueden transformarse en exageradas y novelescas, gracias a las frecuentes digresiones de los personajes a los que Novoa da voz. El epígrafe de Tristam Shandy no es casualidad, insisto.

Quiero invitarlos a leer con mucha atención Tu mitad animal. Además de disfrutar de una lectura trepidante y divertida, que entremezcla episodios de una violencia intestinal con reflexiones despiadadas y pasajes de un humor de brocha gorda, ahí reconocerán sus propios instintos, sus miserias mejor escondidas, y se conocerá mejor. Permitirá además que Pedro Novoa prosiga su prolífica carrera como escritor, regalándonos más novelas estupendas como esta. La sociedad estará protegida de su «Mitad animal», de paso.

 

 

Texto leído en la presentación de Tu mitad animal el jueves 27 de noviembre en la Feria Ricardo Palma.

 



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