¿Qué te pareció ‘El sueño del celta’?

Este post está pensado especialmente para aquellos que ya leyeron la última novela de Mario Vargas Llosa, quien la próxima semana recibirá oficialmente el Premio Nobel de Literatura. Es también la primera colaboración de mi amigo ‘William Miller’, a quien agradezco por su  participación en Lee por gusto. A ustedes, ¿qué les pareció el libro? ¿Con qué personaje se identifican?,
¿cuál les gustó más? ¿a cuál odiaron?

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Mario Vargas Llosa durante la presentación de su última obra. (Foto: Agencia Reuters).

Por William Miller

Soy un lector asiduo de Mario Vargas Llosa, por lo que hacer una
‘crítica’ a El sueño de celta tendría un (gran) sesgo. Me
limitaré entonces a dar mis impresiones
sobre el nuevo trabajo del
ganador del Nobel
de Literatura 2010
. También les pido que si ya leyeron la novela,
aporten con sus comentarios y podamos debatir al respecto.

Lo primero que percibí al leer las aventuras de Roger Casement es una sensación de familiaridad con otras obras de MVLL. Por ejemplo, en el capítulo sobre las explotaciones en el Putumayo me transporté inmediatamente a La casa verde. En la narración de alzamiento irlandés volví a La guerra del fin del mundo y, en ciertos pasajes de la obra, descubrí rasgos similares entre el protagonista y Mayta (Historia de Mayta).

Pese a tener muchos datos, personajes referenciales y fechas, El sueño del celta es bastante ágil. Vargas Llosa grafica con bastante pericia las torturas que reciben africanos y nativos de la selva. La rabia contra europeos y peruanos (explotadores) me invadió en aquellas escenas. Sin embargo, la parte referida a Irlanda se me hizo algo pesada, supongo que por la poca cercanía y nula afinidad que tengo con la historia de ese país.

Por fin, una partida de cazadores, guiada por un indio delator, rodeó la choza donde estaba escondido Katenere con su mujer. El cacique logró escapar, pero la mujer fue capturada. El jefe Vásquez la violó él mismo en público, y la puso en el cepo sin agua ni alimento. (…) Él mismo le sacó los ojos a Katenere con un alambre. Luego lo hizo quemar vivo, junto con la mujer, ante los indígenas de los alrededores formados en ronda. (Página 221)

En cuanto a técnica narrativa no hay novedades. Como en casi todos sus trabajos literarios, Vargas Llosa alterna historias, esta vez referidas al mismo personaje, pero en diferentes etapas de su vida. En una de ellas, Casement está en su celda mientras espera la absolución o la horca. En la otra se describen los viajes del cónsul británico y su cruzada para frenar los abusos contra los esclavizados congoleses y peruanos.

Otro detalle es que, más allá del carisma del protagonista de la obra, me identifiqué y le cogí un cariño especial a un personaje secundario, Joseph Plunkett. El revolucionario apareció en contadas ocasiones y con breves diálogos, pero sentí bastante cercanía con él e incluso me identifiqué con su personalidad. Lo mismo me sucedió con El esclavo (La ciudad y los perros) y con Pedro Camacho (La tía Julia y el escribidor).

No tendría más de veintisiete años pero era esquelético, semitullido por la poliomielitis, con una tuberculosis que lo iba devorando y daba a su cara por momentos el aire de una calavera. (…) Pero bastaba oírlo y conversar un poco con él para descubrir que detrás de esa apariencia de payaso había una inteligencia superior, penetrante como pocas, una cultura literaria enorme y una vocación de lucha y sacrificio… (P. 415-416)

Del mismo modo que uno puede volverse casi amigo de un personaje también es capaz de aborrecer a otro. En El sueño del celta me ocurrió con Eivind Adler Christensen, el muchacho de quien Roger se enamora perdidamente y que al final termina traicionándolo. No recuerdo haber odiado tanto a un personaje de MVLL en otros libros. El Jaguar (La ciudad y los perros) me caía mal, pero no al punto de detestarlo.

Dejé para el final a Roger Casement, el centro de la novela. El diplomático es -en casi toda la obra- un héroe, pero tiene momentos en que su fanatismo lo lleva a tomar decisiones en las que se confunden valentía y estupidez. Un tema aparte es su vida privada, llegué a sentir lástima por la forma en que el cónsul hace malabares para encontrar un amante fugaz, sabiendo de antemano que lo quieren solo por su dinero.

Lo llevó al Hotel Amazonas. El portero de noche no puso objeción después de que Roger le alcanzara una propina. Alcibíades aceptó posar para él haciendo las posturas de estatuas clásicas que le indicaba. Después de algún regateo, aceptó desnudarse. (…) Alcibíades y él se besaron pero no hicieron el amor, ni ese día ni el siguiente, cuando aquél volvió al Hotel Amazonas. (…) Cuando partió escribió en su diario: «Pequeño y largo que al endurecerse se curvaba como un arco. Entró en mí como un guante». (P. 315-316)

Más allá de todas sus contradicciones, al terminar El sueño del celta y cerrar el libro me dije: Roger Casement es un grande. La hidalguía con la que el hombre se dirige al patíbulo y la forma tan noble en que recuerda a sus seres queridos (la imagen que guarda de su madre es muy tierna) son, por decir lo menos, conmovedoras. MVLL construyó -a base de realidad y ficción- un personaje muy rico, quizá de los mejores que haya creado.

Escuchó unos movimientos, rezos de los sacerdotes y, por fin, otra vez. Un susurro de Mr. Ellis pidiéndole que bajara la cabeza y se inclinara algo, please, sir. Lo hizo, y, entonces, sintió que le había puesto la soga alrededor del cuello. Todavía alcanzó a oír por última vez un susurro de Mr. Ellis: «Si contiene la respiración, será más rápido, sir». Le obedeció. (P. 446)

El sueño del celta es, para mí, una gran novela y me atrevo a colocarla junto a las obras «mayores» de Vargas Llosa. El relato me llevó hacia muchos estados de ánimo y me dejó satisfecho al final. A ustedes, ¿qué les pareció el libro? ¿Con qué personaje se identifican, ¿cuál les gustó más, ¿a cuál odiaron? Espero sus opiniones al respecto.



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