Aunque sin la presencia de su autor, fue lanzado Algunas formas de decir adiós, libro de cuentos con el cual Sergio Galarza ganó el Premio Iberoamericano de Relatos Cortes de Cádiz.
Por Daniel Robles Chian
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La conferencia de presentación de la obra Algunas formas de decir adiós, del escritor peruano Sergio Galarza, tuvo muchas ausencias. En primer lugar, el propio autor no pudo asistir y Pier Castro, un amigo suyo que iba a participar de la ceremonia, también se ausentó. Tras este imprevisto, quienes presentaron la obra, ganadora del Premio Iberoamericano de Relatos Cortes de Cádiz fueron Pedro Casusol y Julio César Zavala. Este último es el Jefe Comercial de Ibero Librerías, stand en el cual se vende la obra.
Algunas formas de decir adiós es una obra que contiene siete cuentos. Aborda temas como la adolescencia y los conflictos que se desprenden de esta, tales como la violencia dentro de la escuela. Otros tópicos desarrollados son la discriminación en la ciudad, el terrorismo, las drogas, la vida de personajes de los “bajos fondos” y el impacto de la muerte de una madre en su hijo y su padre. Si bien Pier Castro no pudo asistir, envió una carta que fue leída por Casusol: “Sergio se pone autobiográfico y recrea pasajes de su adolescencia y juventud. En sus cuentos, va en busca de su pasado armado de un hacha, abre las puertas que nunca abrió y enfrenta a sus monstruos. Van en búsqueda de lo terrible y de lo que otros prefieren olvidar”, rezaba la carta.
El primer cuento se titula Mochilas y es una historia que busca contar la vida de Galarza en el colegio San Agustín de Lima. El tema principal es la violencia entre los mismos compañeros e incluso el acoso sexual y maltrato que sufrían por parte de algunos sacerdotes. En este regreso al pasado, el autor busca exponer los aspectos negativos del colegio que muchos otros han preferido callar. El bullying y la humillación eran parte del día a día. El protagonista muestra su deseo de ser amigo de Fruno, el chico “más malo de los malos”, cuyo liderazgo se basaba en la fuerza. “Fruno era una bestia salvaje que nadie podía domesticar. Con doce años, no tenía miedo de pelearse con alumnos mayores”, es un extracto del inicio de Mochilas.
La temática es similar al de La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa, por tópicos como la masculinidad y la disciplina empleado la violencia. Sin embargo, Casusol mencionó que no se puede considerar a Galarza un “heredero” directo del Nobel ya que el lenguaje y la técnica narrativa es distinta. El escritor utiliza un estilo que busca plasmar la forma de dialogar y pensar de los adolescentes con bastante uso de jergas. Al leer esta historia, el lector recuerda su etapa escolar, pero también “vive” una distinta.
Entre los otros cuentos, se encuentra Río de los ahogados, que trata sobre una familia que vive en la sierra y que tiene un ritual extraño en torno a un río. El relato La gata loca es una historia sobre las correrías y vida sentimental de una mujer que viaja por el mundo, y Al borde del borde, nos muestra a un joven antisocial que estudia en la universidad y se hace amigo de Harry, un vendedor de discos en Polvos Rosados. Se cuenta como la vida de éste se dirige al abismo y se abordan temas como las drogas, el descontrol y el sexo.
Casusol y Zavala comentaron sus vivencias con Galarza y la forma cómo lo conocieron. Ambos coincidieron al mencionar la personalidad introvertida del escritor. “Parece que su voz narradora saliera de un lugar oscuro que él no conoce del todo. Cuando uno lee sus cuentos, tiene la impresión de que el autor es más alto, capaz de darte un golpe si hablas cosas sin sentido. Nada que ver. Es una persona amable, serena, y cuya estatura y voz baja dan cierta impresión de docilidad”, señala otro extracto de la carta de Pier Castro. Julio Zavala mencionó que en sus primeros libros, los personajes de Galarza eran más importantes que el entorno, pero en Algunas formas de decir adiós, importa tanto la vida interior del protagonista como el ambiente en el cual se desarrolla. Casusol complementó que en el libro se menciona mucho la palabra “quechua” y “Ribeyro”, como una forma de valorar a esta lengua y de plasmar la deuda que tiene con el escritor de la Generación de los 50, alguien que lo ha influenciado mucho.
Actualmente, Sergio Galarza vive y desarrolla su carrera en Madrid. Viene muy poco al Perú. “Es una persona que trabaja en una gran librería en Madrid, vive metido en libros. Se pasea por las tardes por el barrio bohemio Malasaña en Madrid. Recientemente, ha tenido un par de mellizos”, concluyó Casusol.
DATO:
El libro se puede obtener en Iberia Librerías, ubicada en la parte central de la feria. Cuenta con 20% de descuento y su precio de venta es 39 soles.
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