Mario Vargas Llosa: cuando la tía Julia respondió con un libro

Se ha dicho y escrito mucho sobre la vida amorosa de Mario Vargas Llosa a propósito del terminó su relación con su prima y esposa, Patricia Llosa. Tras este episodio, apareció el nombre de Julia Urquidi, la primera mujer del hoy Nobel de Literatura, aun cuando ya no está físicamente, pues falleció en 2010. ‘La tía Julia’,  dolida, publicó en 1983 un libro titulado Lo que Varguitas no dijo. Compartimos este texto en el que le explica a su sobrina Patricia las razones que la llevaron a publicar esta respuesta a Vargas Llosa.

 

Por Julia Urquidi

Pensé ilusamente que con el libro (nota: se refiere a la novela La tía Julia y el escribidor) se acabaría toda nuestra historia y mi odisea, pero una vez más me equivoqué. Leí en un periódico que se filmaría una «telenovela» de La tía Julia y el escribidor, y con ello me salió a flor de piel toda la rabia acumulada durante todo ese tiempo. No era posible que se hiciera esa barbaridad, esa aberración con mi vida, con un amor que fue tan inmenso, tan sincero, tan sin egoísmos, un amor lleno de renunciamientos y de lágrimas, y que solo existió para hacer de él un escritor: no lo digo yo, también lo dice él.

Les escribí a su esposa y a mi hermana, para que hablaran con Mario a fin de que no se hiciera eso conmigo, pues Mario no tenía derecho a seguir utilizándome; que, por favor, lo hicieran desistir, pero no me escuchó. Olga me aseguró que Mario le había jurado que no habría nada que pudiera ofenderme, que él había revisado el guión y toda la filmación. Era mentira; ¿alguna vez dirá la verdad? No, no lo hizo, no le interesaba. De acuerdo a reportajes que le hicieron en Colombia, vio únicamente una pequeña parte del primer capítulo. Pienso que lo que sí tenía importancia era cuánto le reportaría económicamente, ¿qué pueden valer para él mis sentimientos ni mi imagen ante la gente? Esas son cosas tan pequeñas para este coloso de la literatura. Ya no interesaba la mujer que se casó con él, no ahora ya no, ya llegó donde quería. Ya estaba en el último peldaño del éxito que yo le ayudé a obtener, pero cuidado, la caída es mucho más dolorosa cuando es de más alto. Pero todo se paga un precio en la vida, nada es gratis, y él todavía está en deuda.

LoqueVarguitasPortadaA partir de entonces, ya nada quise saber de Mario. No me interesaba una persona tan egoísta, tan innoble. Cuando me dejó, me hablaba de todo mi sacrificio, que siempre di mucho más de lo que recibí, de lo que sufría su lado, en fin, un castillo de naipes se derrumbó, que se vino abajo cuando se le presentó la posibilidad de «coleccionar más papelitos verdes».  Hablábamos como siempre en los últimos años de nuestro matrimonio  «diferentes idiomas».

Mi sobrina me contestó esta «bella carta» como Mario decía que eran las mías a ella, cuando culminó su romance con mi marido.

«Lima, 10  de julio de 1981

Querida Juliacha: Recibimos tus cartas el mismo 16 de junio, cuando celebrábamos el cumpleaños de mi mamá. A veces el correo  que tanto suplicamos sea eficiente, en este caso nos jugó una mala pasada. Estoy muy sorprendida por tu reacción con la televisación de La tía Julia y el escribidor porque hay una incoherencia entre tu primera carta Mario, en la cual dices haberte divertido mucho con la novela, que particularmente a ti te ha gustado e incluso parece que te solidarizaras con Mario, contándole las reacciones en contra del libro (ella no habla de la telenovela, habla del libro, cosa muy diferente) de Pedro Camacho; entre tu entrevista a «Caretas», en la que apareces llena de humor, con mucha altura y gracia, y estas otras cartas llenas de amenazas e injusticias. Creo que a «Varguitas»  tenemos a veces ganas de volatilizarlo pero en este caso específico creo que no hay razón alguna, pues La tía Julia la escribió con muchísimo cariño, es más, te dedica el libro, y creo, igual que toda la gente, que el personaje de «la tía Julia» es fascinante y el romance, que es lo único que aparece en el libro y de alguna manera con mucho de ficción, es un romance envidiable, lleno de aventura, tan divertido y excitante y que hubiera enorgullecido a cualquier mujer. El otro motivo por el que dices que Mario escribió este libro, también es inexacto. Si en todos los años que viviste con Mario no comprendiste por qué, cuándo y cómo un  escritor elige sus temas, creo que por eso actúas con esa ligereza al decir que escogió este tema para llenarse los bolsillos. Te vuelvo a repetir que hay cosas en las que puedo estar en desacuerdo con él, pero si por algo hay que admirarlo es por ese  respeto sagrado que tiene por su vocación y por su generosidad con amigos y familiares; creo que la ambición de todo escritor es que sus libros se publiquen, se difundan y, si se vende, mucho mejor. Esto en este caso, no solo lo beneficia a él para tener mayor libertad para escribir y no estar obligado a aceptar trabajos paralelos que lo aparten de su vocación, sino a ti, que como sabes tienes los derechos de La ciudad y los perros. Te vuelvo a repetir que lamento muchísimo tu actitud y no por las consecuencias que esta puede traerle a Mario, sino porque creo que estás totalmente equivocada respecto a las razones que llevaron a Mario a escribir este libro y a tener alguna  que otra  cosa autobiográfica.

Te mando copias de tus cartas para que las releas, creo que las has olvidado, cuando mandaste tu carta al «El Espectador» y para que veas por qué nos sorprenden tanto tus cambios. Te mando también varios recortes (no los incluyó) para que veas en qué forma se han utilizado tus quejas al periódico; creo que a lo único que contribuyes con esas declaraciones es que la gente se vuelque a las librerías y de otro lado, satisfacerla con ese lado sensacionalista y chismoso que todos tenemos. Finalmente,  tengo que decirte que has sido muy injusta con mi madre, no solo atormentándola todo el tiempo con amenazas, sino CASI culpándola de algo en que creo ella no tiene nada que ver. Es una persona que se ha portado con una extraordinaria discreción toda la vida y creo que eso es muy respetable. Muchos cariños, Patricia».

Mi inmediata respuesta fue la siguiente:

«La Paz, 28 de junio de 1981

Patricia: Acabo de recibir tu carta y las fotocopias que me envías. Mil gracias, no sabes cuánto te agradezco por ellas. En cuanto a mi agradecimiento por la dedicatoria de su famosa novela, también me agrada tenerla. Me parece muy justo que en ese momento le haya agradecido su gesto humano; pierde cuidado, Patty, que todas esas cartas se conocerán en el libro que estoy escribiendo, y que muy pronto, más o menos unos cuatro meses, saldrá a la venta. En él seré muy sincera y objetiva, no creas que me personificaré como un angelito; no, hijita, también diré mis debilidades y mis errores, soy humana y, por lo tanto, no perfecta. La carta de Mario que me envió con el libro es también muy interesante; si guardas las mías, imagino que también debe tener copia de las suyas.

MVLL_JuliaFoto3Ahora bien, ya la cuestión del libro está muy manoseada, ya ha prescrito cualquier acción que quiera hacer contra ello; a mí se me dio con lo obrado, eso no lo puede negar nadie, ni tú, ni Mario, ni Jesucristo, que es el que más ve las cosas. Ahora se trata de la telenovela, donde bien sabes tú  han explotado el  único  lado que se podía  explotar en una cosa como esta, la diferencia  de edades que tampoco es como para tirarse de espaldas, pero en ella me presentan como «seductora de un muchachito»; creo que tu marido sabía bien lo que hacía para dejarse seducir, ¿verdad? Me imagino también que habrás leído la revista «Cromos», de Bogotá; las cosas que en ella se dicen de mi persona no son nada halagadoras, entonces no puedo permitir, Patricia, que se dude de mi honorabilidad de mujer, nunca he sido una persona de aventuras, fíjate que no la tuve ni con Mario, creo que por eso he cometido el error de casarme tres veces, para no tener amantes.

En cuanto al mentado juicio,  no puedo hacerlo ahora; según he leído en un  periódico de Lima, y es la opinión, según dice, de un gran jurista, hay lugar a juicio si he sido ofendida, y en la telenovela lo he sido, Patricia; se ha distorsionado a  la «tía Julia» del libro, se han cambiado los sentimientos limpios y bellos por algo grotesco: ¿crees que es justo,  Patricia? Siento tanto que Mario haya  permitido una cosa así; no necesitaba llegar al nivel de Celia Alcántara (telenovelista) para alcanzar más fama y notoriedad.

Sí, Patricia, tienes razón; me ha dado los derechos de La ciudad y los perros, pero no lo hizo por nobleza, sino porque se sentía obligado a compensarme en alguna forma todo lo que pasé con él, y  desgraciadamente mis momentos de mayor sufrimiento y amarguras  fueron por ti; nunca te reproché nada y no es momento de hacerlo ahora, pero ustedes se han acostumbrado a mi silencio, a que siempre acepte todo por no hacer sufrir a mi hermana; pero ya me cansé, ahora me toca hablar a mí; yo lo haré; no son amenazas, Patricia, el libro saldrá, y, si puedo, el juicio también.

Me reprochas el hacer sufrir a Olga; puedes estar segura, Patty, que yo he sufrido más que ella; tarde te acuerdas de tu madre, tu memoria es frágil. Retrocede también tú unos años y acuérdate con cuánto egoísmo actuaron ustedes, sin importarles los sentimientos de nadie, y en momentos mucho más dolorosos, pues acabábamos de perder a Wandita; ¿pensaron en ello o solo en ustedes mismos? Entonces, ¿con qué derecho me haces reproches ahora, Patricia?

En tu carta subrayas la parte en que todos hacían cola para  leer el  libro, lo que era  lógico; si se escribiera algo así sobre ti y hubiera un solo ejemplar, ¿no crees que pasaría lo mismo? Eso no tiene nada de extraordinario, pero en ningún momento digo que el librito de marras me apasionó, querida mía.

Para mí, siempre han sido primero tus padres; me he pasado muchas horas con Olga, cuando vino a Bolivia, antes del matrimonio de ustedes, tratando de convencerla a ver la realidad; te diría que la convencí para que asista al matrimonio, tú sabes cómo es ella, tiene pánico a la gente y se sentía terriblemente avergonzada. Así que ahora no me puedes decir que he sido injusta; le puedes preguntar cuál fue siempre mi actitud hacia ella; ¿cómo iba a permitir que mi hermana sufriera, cómo iba a ofenderla?; ese tiempo sufrí sola, Patricia, no quería que nadie lo hiciera conmigo o por mí; tengo un carácter diferente al tuyo, yo no rompo platos o combos en la cabeza de Mario -como lo dice él mismo-; trato de no herir a  nadie,  a  veces  reacciono, pero me pongo a llorar como una bruta. Lastimosamente me cansé de poner la otra mejilla; ahora pondré la cara entera, hija, ya es tiempo de que la verdadera tía Julia sea conocida por  todos.  No son amenazas, entiéndeme, por  favor, no lo hago por revanchismos ni odios, no odio a nadie, pero he sido utilizada por tu famoso marido, y quiero que se sepa por qué y cómo me utilizaron; ¿entendido?

MVLL_Patriciafoto4Créeme que soy sincera, este asunto me ha causado muchas lágrimas y no hubiera querido llegar a él. Estoy cansada, Patricia, he trabajado mucho en mi vida y ahora a mis 56 años, cuando podría estar tranquila, tengo que salir a pelear por todas las barbaridades que se dicen y hacen conmigo. Ustedes, en el fondo de sus conciencias, sabrán que no diré una sola mentira. No es culpa mía si a veces la verdad puede herir más que la «ficción» de un escritor.

Sé de la gran vocación de Mario para escribir; la conozco, no olvides que comenzó conmigo, tal vez por eso es que no entiendo por qué ha hecho esto; realmente no lo comprendo, si no necesitaba más fama, si no necesitaba más dinero, ¿qué fue?

Por último, quiero aclararte que en mí no hay contradicciones, Patricia; como te digo, me sentí, ¿cómo te diría?, un poco obligada, ¿tal vez? a agradecerle a Mario su dedicatoria, pero también  me sentí amargada de que ponga mi  vida  al descubierto. Antes de la  telenovela  nunca  hice un comentario agrio, nunca perdí mi altura, siempre me mantuve en un plano superior, y ahora también lo estoy, solo que la defensa que haga de mi persona tiene que lastimarlos. Están involucrados en este pozo de basura, mentira y engaños. Además, el haber dicho que me gustó parte de su novela no quiere decir que estaba de acuerdo con ella; son dos cosas bien diferentes, no incoherentes. Un cariño, de «tía julia»».

***

Acabo estas páginas con un dolor muy grande, con un vado enorme, todo lo que llevaba dentro de mí lo he dejado en estas hojas y, al mismo tiempo, me siento liberada de un gran peso. Por fin, pude romper el silencio; por fin, puede decir la verdad que cuántas veces me ha quemado como fuego las entrañas y lo que es mucho más importante para mí, me siento libre, libre de mis sentimientos hacia Mario. Salió de mi ser, me dejó tranquila, ahora no siento nada, es un extraño.

Veo mi vida como ajena, en tercera dimensión, pero si quiero ser sincera hasta el final, tengo que agradecerle algo. Me enseñó mucho en la vida; con él conocí el amor por el amor, conocí muchos aspectos del ser humano, aspectos que sin sus lecciones no hubiese conocido nunca. Pasé por todas las etapas de los sentimientos y pasiones, mentiras y humillaciones. Me quedo sin rencores, me siento limpia, y con fe en el futuro, nada logrará destruirme. Por esas cosas incomprensibles que tiene la vida, por esas jugarretas que no; tiene reservadas, un 30 de mayo entré en la vida de un joven estudiante, y un 30 de mayo salí para siempre de la vida de un escritor.

La Paz – Bolivia, 1983