Luis Enrique Tord: “La literatura puede transmitir mejor nuestra historia”

 

Conversamos con el escritor e historiador Luis Enrique Tord, quien acaba de publicar una novela que narra la rebelión de Manco Inca y el cerco que mantuvo contra los españoles durante nueve meses entre 1536 y 1537. El imperio en llamas nos ilustra sobre el primer intento independentista del sangrante Tahuantinsuyo.

 

Por Jaime Cabrera Junco
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Es antropólogo, historiador y escritor. Aunque no sabemos en qué orden, afirma que desde joven tenía la intuición de que la vocación literaria era fuerte. Conoció a los poetas de la Generación del 60 y fue amigo especialmente de Javier Heraud, quien falleciera a los 21 años en una aventura guerrillera. Luis Enrique Tord (Lima, 1942) es, en todo caso, un escritor que documenta sus obras en la historia del Perú, especialmente en los siglos XVI y XVII, periodo que considera el más intenso. El motivo de esta charla es la publicación de su más reciente novela, El imperio en llamas (Suma, 2015), que es una recreación de la rebelión de Manco Inca, quien estuvo a punto de poner en riesgo el régimen impuesto por los invasores españoles. Esta novela es parte de una saga conformada por otras tres novelas ya publicadas. Es en el tiempo la más antigua, pues Sol de los soles narra la campaña del virrey Toledo contra la resistencia inca de Vilcabamba, en 1532. La montaña roja, ambientada en la segunda mitad del siglo XVI, el protagonismo lo tiene Blas Valera, un sacerdote jesuita. Le sigue El palacio del almirante, de la primera mitad del siglo XVII. Y actualmente escribe una novela ambientada en la segunda mitad del siglo XVII cuando finaliza la dinastía española de los Austria.

 

Usted habla que la rebelión contra los españoles ocurrida en el siglo XVI no se le ha prestado mucha atención desde la literatura, ¿esta novela surge de este afán por ocuparse literariamente por un capítulo que desde la historia ha sido abordado pero que me parece no ha quedado muy claro especialmente cuando se estudia esta etapa en la escuela?
El origen de este libro se remonta a mis estudios de historia hechos en mi juventud. Al revisar nuestra historia me quedaba la gran insatisfacción de ciertos acontecimientos que no habían sido difundidos de la manera en que debían haber sido. Entonces, a mí me llamaba la atención de que la gente hablara que 160 españoles habían dominado el Tahuantinsuyo. ¡Tonterías! Entonces, ese es un problema mental, me refiero a que no se transmite al ciudadano la verdad histórica. Si bien la historia ha escrito la historia de acontecimientos ocurridos como el que narro en el libro, es decir, el sitio del Cusco que dura nueve meses -que no es poca cosa- de Manco Inca, en el que los españoles pudieron perder el Tahuantisuyo. Esta es la historia de la resistencia de la que no se habla, se hace a través de la historia que es leída solo por los especialistas en la materia. Esta novela, El imperio en llamas, trata acerca del cerco del Cusco de 1536-37 provocado por Manco Inca. Todos sabemos que Manco Inca fue aliado de Pizarro por dos años largos, debido a que había sido ejecutado Atahualpa, mientras que sus generales intentaban tomar el poder. Esta alianza termina en la constatación de que, como se narra en detalle en la novela, Manco Inca es un fantoche de los españoles. Y él termina por rebelarse.

ElImperioenLlamas¿La literatura debe cumplir el rol de hacer entender la historia o eso es una consecuencia que no debe condicionar a la escritura?
Creo que en la época contemporánea la literatura tiene su manera de decir las cosas y llega más fácil al público. Y, por lo tanto, confío aunque si bien nuestro país no es de grandes lectores, este tipo de literatura pueda ir penetrando en la mentalidad nacional, y creando -esta pretensión quizás es excesiva- una nueva conciencia de lo que somos y tenemos que ser maduros al asumir las luces y sombras de nuestra historia. Y estas luces las encontramos, por ejemplo, en Manco Inca, quien no solo se rebela sino que crea el reino de Vilcabamba, donde luego de asesinado le suceden sus hijos.

Estamos, se advierte en el contratapa del libro, ante una novela cuyos datos históricos han sido rigurosamente verificados. ¿Cuéntenos qué aspectos ha tenido que recrear y hasta qué punto ha tenido que controlar la posibilidad de ficcionalizar?
Los cronistas son muy genéricos, más que de nombres hablan de hechos generales. Sin embargo, hay ciertos rasgos psicológicos resaltados por los cronistas que uno pesca sobre cómo era Manco Inca o Hernando Pizarro, sobre quien hay más información. Yo desarrollo literariamente estos personajes en base a estas pinceladas. Todos los acontecimientos narrados en mi novela son veraces y los detalles, descripciones, son cuestiones que embellecen literariamente la novela. Como en este caso estoy haciendo literatura y no historia tengo derecho a crear un mundo, una atmósfera como en las batallas, cuyos detalles no están descritos en la crónica, pero que se supone que así pasó.

¿Cómo ha sido el proceso de construcción de la novela?
Bueno, yo escribo rápidamente, no dudo de las cosas. Son 14 capítulos que diseño al principio en teoría y luego cuando me pongo a escribir -proceso que inicio cuando ya he leído todo lo que debo para escribir el libro-, dejo un montó afuera porque tengo que ir al grano.

TordEntrevistaLPG3El libro incorpora a los incas algunas pasiones humanas como los celos y la venganza, algo que a través de la historia no se suele revelar, pues se habla con cierta idealización del imperio de los incas.
Había también intereses encontrados entre parientes. Ten en cuenta que había dos hermanos de Manco Inca luchando a favor de los españoles. Entonces, todos esos temas tienen que ser tratados realistamente y con verdad. Allí la historia te da la verdad sobre estos personajes que existieron.

La lectura del libro me ha resultado, además de entretenida, muy ilustrativa para subrayar una idea: una de las razones de la caída del imperio inca fue la alianza que tuvieron los españoles con sus enemigos que habían sido recientemente conquistados. Algo que se suele decir en la escuela, pero no demostrar muy convincentemente ¿Pretende que su libro pueda ser leído como un instrumento para la enseñanza de la historia?
Sí, es muy cierto. Sin estas alianzas Pizarro no hubiera podido triunfar sobre los incas. Antes de llegar a Cajamarca se demora seis meses haciendo alianzas con los enemigos de los incas, entre los cuales estaban los tallanes. Sobre el libro y la enseñanza de la historia, pues por supuesto que me gustaría. Cualquier capítulo de ellos puede verse aspectos claves de esto que estoy diciendo. Yo creo que con el tiempo será así.

¿La historia es para usted un insumo importante para la creación literaria?
Bueno, allí viene el tema también, pues como se ha contado mal la historia -parcial o empobrecidamente- el peruano no tiene la consistencia real de su pasado para el futuro. Le faltan las raíces más sólidas en la que estoy involucrado con gran deseo. Me llama la atención que pueblos menores, que nos rodean, que son nuestros hijos, sean más orgullosos y no tienen nuestra historia. En cambio nosotros estamos divagando en cosas generales nos llevan al pesimismo. Es como si los alemanes estuvieran llorando aún su derrota en la Segunda Guerra Mundial y por haber tenido a Hitler.

¿Por qué dice que su estadía de seis meses en Cusco lo marcó e inspiró sus relatos? ¿Qué encontró allí que en Lima literariamente no halló?
Bueno, empezando porque el lugar donde está Cusco, rodeado de esa formidables montañas, y siendo esa ciudad de piedra a mí me emociona mucho. A mí me encanta, soy un hombre épico, me gusta las cosas épicas, nada de llorones y tonterías. Sentí esa cosa dramática en Cusco, entonces eso fue afín con mi espíritu. Un Manco Inca o Hernando Pizarro me parecen personajes formidables y heroicos.

Hay una investigadora puertorriqueña, Sarybell Santiago, quien está haciendo un trabajo sobre su obra literaria, especialmente sobre ese relato titulado Cide Hamete Benengeli, coautor del Quijote ¿Cómo toma el reconocimiento? ¿Cree que aquí en el Perú a nivel literario no se le valore lo suficiente y se presta más atención a los acontecimientos históricos de sus relatos?
Lo que pasa es que la literatura actual es pesada, individual, sobre lo que le ha pasado al ‘yo-yo’ del pobre escritorcito en la época del terrorismo. Eso a mí me aburre. Los relatos sentimentales no me gustan mucho. Entonces creo que hay una literatura bastante mediocre ahora, porque hay tanto comercio literario y entra tanta camarilla y amigotes en los periódicos y hablan de los mismos de siempre. Con todo respeto, a algunas personas les gusta pero a mí no. Tengo derecho ¿no? (ríe). Esos libros se me caen de las manos, no me gustan esas cosas de las autobiografías.

 

 

LOS CINCO LIBROS FAVORITOS DE LUIS ENRIQUE TORD

  1. Los ríos profundos, de José María Arguedas.
  1. Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar.
  1. El gato pardo, de Giuseppi Tomasi de Lampedusa
  1. El Quijote, de Miguel de Cervantes.
  1. Paisajes peruanos, de José de la Riva Agüero.