Durante nuestra visita a Huancayo comprobamos cómo la feria del libro, cuya quinta edición va hasta el 30 de junio, se ha integrado a esta ciudad del centro del Perú. La FELIZH es ya una ‘sana costumbre’ y cada año la gente participa en ella con más entusiasmo en sus diferentes actividades, que además de presentaciones de libros incluyen charlas, espectáculos teatrales y musicales. En este post algunas impresiones de nuestra breve estancia en la capital de Junín.
Por Jaime Cabrera Junco, desde Huancayo
Es la segunda vez que visito la Feria del Libro de Huancayo (FELIZH) y en esta oportunidad he notado con mayor claridad que se ha convertido en un acontecimiento cultural esperado por los huancaínos, quienes saben que no solo congrega a vendedores de libros en un rincón de la plaza Huamanmarca sino que, además, hay presentaciones de publicaciones no solo literarias, recitales de poesía, conversatorios y talleres dirigidos a escolares. Es notable el crecimiento que ha tenido este evento y, según pude conversar con los visitantes, el espacio va quedando chico sobre todo en las noches y fines de semana, que es cuando más gente acude a la feria.
Cuando coloqué una fotografía de la FELIZH en Facebook leí un par de comentarios de dos personas de ciudades distintas. Uno era de Chiclayo y el otro de Ica. ¿Cuándo una feria en nuestras ciudades?, se preguntaban. Y, por supuesto, el cuestionamiento es válido y podríamos preguntar a su vez, ¿por qué es necesario realizar ferias del libro? La respuesta es simple, porque ayuda a fomentar el gusto por la lectura, porque permite a los jóvenes estar en contacto con escritores y les da la posibilidad de entender que la palabra no solo es letra impresa. En la feria de Huancayo, por ejemplo, vi cómo los jóvenes participaban con agudas preguntas a escritores como Abelardo Sánchez León y Alonso Cueto. A mí, un muchacho me inquirió sobre cómo podría utilizarse las redes sociales y en general las herramientas de Internet para fomentar el gusto por la lectura. Con esta inquietud y otras más se propició un un diálogo muy interesante en la charla en la que participé y, es gracias a espacios como este, que se incentiva también el intercambio de puntos de vista.
Nuevamente reitero mis felicitaciones a la organización de la feria de Huancayo. He sido testigo de cómo Kati Retamozo y su equipo han estado trabajando con mucha diligencia para guiar a los invitados y cubrir el evento, que en cuanto a redes sociales el seguimiento ha sido mucho más intenso que el del año pasado. Y también se debe destacar el entusiasmo de Willy Mateo, organizador y director de la feria, con quien conversé unos minutos y me contó que él continúa financiando este evento ante la indiferencia prolongada del gobierno regional y de las empresas mineras de Junín. Ojalá que pronto se logre institucionalizar la feria y tanto las autoridades como otros sectores participen de ella.
Estuve apenas un día y medio en la Incontrastable y no pude conversar con escritores huancaínos destacados como Nicolás Matayoshi o Sandro Bossio, participantes asiduos de la feria. Sin embargo, por una casualidad FELIZH conocí a un grupo de poetas jóvenes como Hugo Velazco, ganador del concurso de poesía de este año organizado por la feria, así como a Patricia Tauma y Elio Osejo, del movimiento literario Dosamarus, a quienes agradezco la amistad y la hospitalidad. Como dije, estuve poco tiempo y seguramente hay muchos más jóvenes creadores y eventos como la feria del libro ha permitido conocernos.
La Feria del Libro de Huancayo todavía continúa hasta el 30 de junio y aún hay muchas actividades por delante. Mientras regresaba a Lima me enteraba por Twitter de que el sábado el auditorio se llenó para escuchar a la actriz Delfina Paredes recitar poemas de nuestro inmortal César Vallejo. Esos son los beneficios de actividades como esta, y hacen que ciudades como Huancayo pueda alimentar la sensibilidad de su gente en tiempos tan pragmáticos como los que corren.
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