Descanse en paz, maestro Ernesto Sábato

Cuando muere un escritor que uno ha leído, su partida se siente como si se tratara de un ser querido. Ese es el maravilloso vínculo que se establece entre un escritor y sus lectores. Ernesto Sábato ha fallecido a los 99 años y los que leímos El túnel y Sobre Héroes y tumbas, lamentamos la partida del maestro argentino. En esta semana también nos dejaron el poeta chileno Gonzalo Rojas y el escritor peruano Carlos Eduardo Zavaleta.


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Más que un comentario sobre sus obras, quisiera compartirles
brevemente mi experiencia como lector de Ernesto Sábato. Leí El túnel a los 19
años y me estremeció desde las primeras líneas («Bastará decir que soy Juan
Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne…»
), fue uno de sus libros que
sin que uno sepa nada de existencialismo o metafísica enseña a reflexionar a
cuestionar el mundo, las ideas, a la gente..y fíjense que fue publicada en 1948.
No sé si a ustedes les pasaba, pero yo me metía en la piel de Juan Pablo Castel
y compartía su desazón, su locura.

Y otro gran libro es Sobre héroes y tumbas. Creo, y no sé si
estarán de acuerdo conmigo, queridos amigos que leen por gusto, que esta novela
es una patada al cerebro. Remueve los sesos, te hace pensar, repensar en lo que
ves, en lo que pasa y recuerdo que cuando comentaba el libro con mis amigos
cada cual se imaginaba a su propia Alejandra Vidal y contaba lo que había
sentido al leer el capítulo ‘Informe sobre ciegos’.

Decía que no quería analizar las obras del maestro Sábato
porque esa tarea es de los críticos. Yo soy un simple lector que siente la
partida de este maestro argentino
al que me siento cercano por estos dos libros
fundamentalmente (claro, están también Abaddón, el exterminador…). Qué curioso que
el gran Sábato falleciera un sábado. Recuerdo que alguna vez hicieran un juego
de palabras en el programa de Tinelli con su apellido: «Fiebre de Sábato por la
noche». Sé que me he quedado cortísimo en escribir sobre el maestro, pero espero
que la fiebre por Sábato se mantenga y ahora crezca mucho más.  

 

P.D.: Otros dos grandes escritores nos dejaron también, el
poeta chileno Gonzalo Rojas (Premio Cervantes 2003) y el narrador peruano
Carlos Eduardo Zavaleta, maestro de Vargas Llosa y el primero en introducir las
técnicas de William Faulkner en la narrativa peruana. Espero que sus partidas
sean pretextos para acercanos a sus obras. 



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