Dante Trujillo: “No tengo un propósito de trascendencia a través de la escritura”

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Por Jaime Cabrera Junco
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Todos sus emprendimientos culturales han dado que hablar. No se trata de golpes de suerte sino de talento, constancia y una dosis de carisma. Si bien la revista Buensalvaje le dio una mayor visibilidad, tendríamos que remontarnos a su librería Minotauro en Miraflores para rastrear su pasión por los libros. La noticia de su nombramiento como editor del suplemento El Dominical, del diario El Comercio, despertó entusiasmo y expectativa. Tras el debut del pasado domingo 17 de mayo, el resultado confirmó que Dante Trujillo (Lima, 1973) le impone su sello a lo que hace. Esta conversación tuvo como pretexto la publicación de su primer libro, El Palacio de la Felicidad (Planeta, 2015), un cuentario que reúne seis relatos que tienen en común la mirada hacia el pasado y la inmersión en lo cotidiano como una forma de explicar lo que nos ocurre.



Eres editor, gestor cultural, y últimamente escritor. ¿Qué actividad es la que te representa más?
(Risas) Bueno, no es “últimamente escritor”. Últimamente puede ser escritor édito. He sido un escritor inédito durante toda mi vida y no sé si es lo que más me define, pero en todo caso lo que más he disfrutado siempre hacer es leer y escribir. La edición es un lado de la escritura. Un editor es una suerte de reescritor de los textos, tiene una visión que necesariamente implica la escritura. Ahora, en los documentos para poner cuál es tu profesión siempre pondré editor porque siento que también me define. Disfruto la edición, me siento un editor y pienso que un escritor es tal cuando escribe. Para mí no es importante el título de escritor, prefiero ser una persona que escribe y eso lo he hecho siempre.

¿Desde cuándo es que tomas conciencia de la escritura como acto que complementa tu condición de lector?
Como te decía, siempre he escrito, lo que pasa es que muchas personas tienden a confundir la escritura con la publicación. Nunca he necesitado publicar y prueba de ello es que recién lo hice ahora. Para mí es más necesaria la escritura, no solamente la escritura de ficción. Una persona escribe por diferentes razones, pero publicas solamente para que te lean, porque consideras que ese artefacto en el que has estado trabajando puede conectar con otras personas. Si he publicado ahora recién es porque he sentido que el conjunto de relatos que conforman El Palacio de la Felicidad mantienen un orden funcional, al menos a mi juicio. Además, y espero que no suene inmodesto, siento que hacia allí es donde va mi voz narrativa.

Cuando dices “siempre he escrito”,  ¿de qué edad estamos hablando?
Desde siempre, desde pequeñito. Tengo recuerdos de escritura desde que era muy niño. En mi casa habían libros y me recuerdo leyendo o transcribiendo historias, cuentos clásicos, de fantasmas o escribía historias y le pedía a mi papá que las dibujara. Conforme pasó el tiempo escribía mucho, en la adolescencia escribía poesía y cuentos, ya de adulto-joven también escribía. Nunca he dejado de escribir. De hecho, cuando no escribo durante varios días se evidencia (risas), me pongo más tenso y de mal humor. He tenido libros listos, tengo novelas a medias, pero siempre me ha ganado el pudor de la escritura.

Ahí también está lo que decías sobre la autoexigencia, que estabas en busca de una voz que te represente. En una entrevista para la página, Alberto Fuguet decía que eso era crucial para un escritor: encontrar una voz narrativa. En ese sentido, ¿qué encontraste en esa voz o cómo la descubriste? ¿Hasta antes de El Palacio de la Felicidad qué problemas, inconvenientes, reparos tenías con esa voz que no tenías?
Pienso que ojalá esa sea una búsqueda constante porque en el momento que crea que haya encontrado una voz se acabarían las preguntas y probablemente allí deje de escribir. Lo que sí me siento más cómodo con esta voz, que no solamente es mía, es un ritmo, un tempo. Yo siempre he escrito impulsivamente y solamente cuando me he enfrentado al proyecto del libro es que he pensado, por primera vez, sobre mi propia escritura. Hay algunos elementos sobre los que me siento cómodo escribiendo, y ahora lo tengo más claro, por ejemplo, el asunto de escribir más sobre personajes que sobre acciones.

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El que hayas editado el libro con Planeta y no con Solar, sospecho fue porque necesitabas de un editor, de una lectura crítica
Totalmente. Para empezar, dos cosas: Solar ya no publica libros desde la aparición de Buensalvaje que vino a llenar esa necesidad literaria; y dos, que nunca lo hubiese hecho. Recuerdo que cuando Carlos Yushimito trabajaba en Solar y salió su libro Las islas tampoco lo publicó en Solar porque no puedes ser juez y parte. Aun si Solar existiera como sello actualmente, de ninguna manera se me hubiera ocurrido publicar el libro allí porque necesitaba la autoridad de un editor, como en este caso fue Jerónimo Pimentel, quien formalmente editó su primer libro como director editorial de Planeta. Hemos trabajado durante algunos meses, incluso algunos cuentos quedaron fuera, pero te digo que la experiencia ha sido fantástica.

En la presentación, Alonso Cueto mencionaba algunos elementos comunes en los seis relatos, entre ellos la mirada hacia el pasado pero también estaba la figura femenina. El hecho de que la mayoría de personajes protagonistas o determinantes en la acción sean mujeres ¿ha sido muy complicado sobre todo al recrear la psicología femenina? Para José Carlos Yrigoyen estos personajes caen en estereotipos y no se sienten creíbles.
Esa es la opinión de José Carlos, pero (piensa) no estoy de acuerdo con esa apreciación. Puedo estar de acuerdo con otras cosas pero en eso no estoy de acuerdo y está bien que así sea. La crítica está para disentir, no está necesariamente para estar todos de acuerdo. Pienso que si el libro tiene algunas carencias, no van por ese lado. Sin duda que el libro tiene carencias. A ver, yo tengo cuatro hermanas, es decir no tengo hermanos, entonces digamos que la figura materna estaba mucho más presente que la paterna. Por otro lado, he ido a un colegio de hombres y siempre el mundo de la psicología de las mujeres me ha parecido muy fascinante, intrigante. Me acuerdo que en una entrevista Almodóvar decía que para él la felicidad era entrar a un baño de mujeres y escuchar lo que hablaban. Digamos que si uno escribe para hacerse preguntas, qué mejor que algo que te es cercano y a la vez lejano como el universo femenino. Pero no ha sido un planteamiento tampoco tan deliberado. No he pretendido reflejar el universo de las mujeres porque me parece que es una ambición demasiado pretenciosa, lo que he tratado de hacer es tratar de coger la voz de mis personajes mujeres.

Y ahora que hablabas de la crítica, ¿qué falencias encuentras en tu libro?
Creo que no me corresponde a mí decir qué cosa es lo que… me lo guardo para mí. Sería como que demasiado fanfarrón pensar que en un primer libro has logrado todo. Me parece que es un libro… malo malo no es, pero no soy yo quien le detectará esas falencias.

Tratando de encontrar el nexo común entre los personajes, estos son de clase media, de Miraflores generalmente. Seguro te has enfrentado a muchas lecturas. De ahí vienen las interpretaciones de que el escritor o quien escribe las historias es clasista, como en este cuento Esa gente siempre tiene frío
Es curioso. Cuando presenté el libro en la Feria del Libro de Bogotá, los dos presentadores fueron Gabriela Alemán y Yuri Herrera (nota: escritora ecuatoriana y mexicano, respectivamente), ellos notaban mucho más el asunto clasista, pero como una crítica. Ellos percibían el enfrentamiento, el conflicto social que está en Lima. Creo que va más por ese lado que sentirme acomodado en esa burguesía de la clase media. Sería imbécil de mi parte decir que no formo parte de ella, soy una persona que ha tenido suerte, digamos, socialmente hablando. Ojalá que no se malinterprete lo que estoy diciendo. En relatos como Esa gente siempre tiene frío no pretendo mostrar la visión del burgués que está censurando la situación sino todo lo contrario, es decir manifiesta ese enfrentamiento y ese divorcio social que todavía existe. Claramente Lima es una ciudad fracturada y sigue estándolo, y si escarbas un poco en los relatos me parece que eso está un poquito en todos. Ahora, repito también que no hay una apreciación panfletaria tampoco…

De todos los cuentos, encuentro algo especial en el que da título al libro, El Palacio de la Felicidad. Al ver una dedicatoria a un grupo de amigos y una mirada hacia el pasado percibo en este relato una mayor participación tuya como autor
Es posible. Me han preguntado sobre lo autobiográfico de los relatos y en ese particularmente los lectores perciben elementos autobiográficos que claramente no los tiene. Lo que sucede es que hay una especie de autobiografía de las emociones, no una autobiografía literal. Hay elementos de mi biografía en ese cuento, pero son los menos dramáticos, los menos relevantes. Por ejemplo, El Palacio de la Felicidad existía y ese grupo de amigos (de la dedicatoria) íbamos a un sitio que quedaba exactamente en  la calle San Martín, que era un restaurante chino, no un chifa. Efectivamente, íbamos a comer esos platos que se mencionan en el cuento: “pollo inefable de carácter”, “gallina de sabor extraño”…El relato tiene un toque nostálgico que entiendo que pueda parecer muy vívido, pero no, lo vívido es la emoción, pues viví esa generación.  Entré al colegio con el terrorismo, en el año 80, y ese sacudón social que se dio en el 91 cuando el terrorismo estaba en Lima. De alguna manera he querido contar eso que le pasó a mi generación.

¿Consideras que este libro es un camino, un tránsito hacia la novela?
No sé si es un tránsito a la novela. O sea, sí siento que voy hacia la novela porque soy mucho más lector de novelas que de relatos, pero tengo dos proyectos, dos novelas a medias digamos, pero la novela exige, como sabes, un ritmo y un tiempo que en este momento, con mis actuales obligaciones, no puedo dedicarle. Los relatos por los que me he decantado últimamente tienen un cierto aliento de novela y es donde me siento cómodo. Seguramente llegaré a la novela pero lamentablemente no creo en el corto plazo.

 

 

 

BUENSALVAJE, EL DOMINICAL Y LA LITERATURA

«Que suceda esto, que alguien esté leyendo ahora mismo, significa que hemos logrado convertir en realidad de un sueño. Requirió muchas horas de charlas en todos los tonos, reflexiones creativas, lecturas y trabajo». Así empezaba Dante Trujillo su primer editorial de Buensalvaje en setiembre de 2012. Casi tres años después, la revista no solo ha ganado un lugar especial entre los lectores de a pie de Lima sino que, además, ha ido expandiéndose a otras regiones. Primero nació la edición costarricense, luego vendrían las ediciones de Colombia y España. Próximamente saldrá una edición de México. La revista es un golazo, pero en el Perú atravesó una crisis de auspicios que aquí nos la explica Dante.

DanteTrujilloFoto2¿Cuál es la situación de Buensalvaje actualmente? Paradójicamente, mientras la marca ha ido expandiéndose a otros países, en la casa matriz la situación se ha complicado por cuestiones de auspicios
Voy a empezar diciendo que ya no soy el editor de Buensalvaje. El editor de Buensalvaje es Juan Carlos Fangacio, nuestro amigo, quien ha sido el subeditor hasta hace unas semanas y será quien va a seguir llevando la revista a mucho más de lo que pude haberla llevado yo. Mi puesto ahora es más honorífico si se quiere. Para hablar de lo que mencionas, sí hubo una crisis, estoy seguro que ajena a la revista per se sino porque los dos auspicios principales que teníamos se perdieron en simultáneo. Hemos atravesado por un periodo de crisis e incertidumbre que gracias al apoyo de unos amigos, de voceros voluntarios, se divulgó y ha habido algunas reacciones. Sé que la revista ahora mismo cuenta con potenciales anunciantes, lo cual va a permitir su sobrevivencia. La revista nunca pretendió rentabilizar porque, tú y yo sabemos perfectamente, que eso es una quimera. Lo que ha pretendido la revista siempre es la autogestión, así como tú haces Lee por gusto, nosotros hacíamos Buensalvaje por el mismo motivo, por placer y por amor a los libros. Por ese lado la revista me parece que sí va a mantenerse y también es cierta esa paradoja. Ahora incluso va a haber una edición mexicana de la revista dentro de poquito, van a salir 30 mil ejemplares en México.

Alguna vez decías que esta revista era hecha a la medida de su editor, ¿cuál consideras que ha sido el aporte más importante de Buensalvaje? Se hablaba principalmente de llenar vacíos en el medio cultural peruano.
Tal cual, lo mismo que haces tú. La revista nació ante una ausencia de espacios para la divulgación de contenidos literarios. Básicamente eso. Digamos que para tener acceso a reseñas, porque a diferencia del pasado ahora a las librerías llegan las cosas, sin embargo no había espacios para la divulgación de esos contenidos. Eso por un lado. Por otro también había este afán de divulgar a los autores latinoamericanos. Me parece que hoy mismo hay una especie de furor de nuevos autores iberoamericanos que no tienen la suficiente divulgación que deberían. Me parece que incluso ese furor es eso, un furor que no se daba en mucho tiempo. Ahora hay muchos buenos autores en muchas partes y no son conocidos en los países vecinos. La revista pretendía ese tipo de divulgación, y también ser un espacio para la creación. La revista nació a medida de lo que sus creadores queríamos encontrar y poder leer y tener una relación horizontal con los contenidos literarios.

ElDominicalRenovadoY ahora como editor de El Dominical, de El Comercio, el reto es distinto, sobre todo porque se trata de renovar un medio con mucha tradición, que ha tenido entre sus editores a Alonso Cueto y Alonso Rabí, por mencionar a algunos que más se recuerdan
Bueno, El Dominical es el suplemento más antiguo en vigencia del diario más antiguo del Perú en vigencia. El reto es grande pero a mí me seducen los retos grandes. El desafío ahora es llegar a la mayor cantidad de gente posible, ampliar el cuello del embudo lo más posible para invitar a más gente  a acercarse a los contenidos ya no literarios sino culturales en general. A entender la cultura no como un objeto museográfico sino entenderlo como parte de la vida de uno. La cultura está en todos lados, la cultura no solamente está colgada en las galerías, también es la cultura viva, la cultura popular, la literatura, etcétera. El objetivo del equipo con el que estamos haciendo El Dominical es tener una serie de colaboradores de gran nivel, especialistas en cada uno de los temas que se toquen, tratar de alojar todos los ámbitos de la cultura viva en 16 páginas semanalmente. Llevarle a los lectores la actualidad cultural, que se acerquen e interpreten y tengan herramientas para poder seguir consumiendo cultura, empoderados con conocimiento de causa. Me parece que esto es lo que hacía falta. No sé si podré estar al nivel de las personas que has mencionado, los Alonsos, Cueto y Rabí, que son amigos queridos además y maestros que admiro, pero el reto está ahí, el apoyo de la gente del diario es total.  Espero que la nueva edición esté a la altura de la expectativa de los lectores, de todos los lectores.

Como lector y ahora editor de El Dominical, ¿qué es lo que debía ajustarse, qué debía mejorar?
No voy a hacer comentarios sobre la situación de cómo encontré la revista. Me parece poco elegante hablar de lo que he encontrado. Lo que puedo decirte es sobre lo que quisiéramos hacer. Lo que quisiéramos hacer es lo que te he mencionado, es una cuestión plural, moderna, ágil, que seduzca a más gente, que sea más dinámico y a la vez moderno. Me parece que en muchos casos se tiende -y no me refiero al Dominical, me refiero en general-, se tiende a subestimar al lector. La idea es retarlo un poquito porque si no retas al lector, es lo mismo que cuando tú te encuentras una novela, si la novela no te reta un poquito, si ya te da las respuestas a las preguntas, pues se convierte en algo tibio. Lo que necesitas es un poco de fuego, necesitas una mezcla de fuego y juego digamos. Eso es lo que pretendo con este nuevo rumbo que le estamos dando a El Dominical.

¿La literatura peruana pasa por un buen momento o es una frase exagerada?
La literatura peruana siempre pasa por un buen momento (risas) pero habría que ver qué tan cierto es. Creo que el 2015 va a ser un año para la narrativa. Creo que se vienen unas buenas sorpresas este año. Lo sé, igual por lo que  probablemente lo sepas tú, por trascendidos y las cosas que se están preparando en las editoriales, etcétera. El 2014 también fue un buen año y espero que la cosa siga creciendo. Creo que este año se vienen cosas importantes y sí, pasa por un momento saludable. No sé si es el esplendor pero está pasando en un momento saludable en la narrativa. Lo mismo creo que se puede decir de la poesía. Están apareciendo poetas nuevos, hay poetas de antes que están volviendo. Me parece que sí son buenos tiempos a nivel de literatura peruana.

¿Crees que hay argollas en el medio literario limeño? Se habla incluso de que hay racismo
Pero ese es un tema que se ha escuchado siempre. No sé exactamente a qué argolla se refieren. La verdad es que a mí no me interesa mucho, todo lo que es paratextual para mí es irrelevante. Esas batallitas de gente en las redes sociales que casi siempre son a la persona y no a la obra, creo que cualquiera puede fijarse que nunca le entro nada a eso. A mí me resultan ridículas, me parecen una pérdida de tiempo. Ahora si hay argollas, probablemente las haya. Las hay en casi todas las esferas, pero no entiendo exactamente a lo que hace alusión. Si a lo que se refiere es a acceder a un mercado editorial y literario, pues no estoy de acuerdo porque la prensa cultural hace muy pocas referencias a cualquiera. No existen muchos medios culturales, también lo sabes. Acceder a una editorial, con la aparición y fortalecimiento de las editoriales independientes. Los principales hits del 2014 por ejemplo fueron hechos por editoriales independientes, a las cuales no se tiene que acceder con nada salvo con talento. Están Francisco Ángeles o (Augusto) Higa para confirmar lo que estoy diciendo. No es gente que venía del establishment sino que lo contrario. Y por último también pienso que existe gente que puede romper esa creencia de que hay una argolla asociada a la derecha y a la clase social. Miguel Gutiérrez publica en Random House. Y si hay una argolla que no te permite publicar, cosa que no creo que eso exista, pues existen métodos alternativos. Oswaldo Reynoso vende sus libros a su estilo desde hace 50 años. ¿De qué estamos hablando? ¿De qué argollas? ¿En qué ámbitos se dan? Me parece que es perder el tiempo referirse a eso.

De todas las actividades que haces, ¿con cuál quisieras que se te recuerde?
(Risas) Es una buena pregunta, nunca la había pensado. (Piensa) Quizá que se me recuerde como un buen padre, quizá que se me recuerde como una buena persona. Ahora, si voy a trascender en algo ojalá que sea a través de lo que hago en los distintos ámbitos porque a todo me dedico con el mismo cariño y con el mismo empuje, el mismo brío. Ahora, como te dije también desde un principio, no tengo un propósito de trascendencia a través de la escritura, no quiero ser un «escritor», yo quiero escribir. Si eso conecta a más personas y si más personas se sienten conmovidas con lo que escribo, me va a emocionar mucho, y sí probablemente… es que nunca lo había pensado siquiera. Quizá si me gustaría ser recordado como escritor, pero si no voy a estar para ver eso (risas) no sé, quisiera disfrutar en vida eso y cuando me refiero a poder dedicarme quizás en futuro solamente a la escritura, eso sería una ambición. Más que pretender que se me recuerde como algo, me gustaría dedicarme plenamente y sin ningún tipo de apuro material a lo que más disfruto hacer, y si tengo que decir algo es que sí disfruto más la escritura que cualquier otra cosa, o sea, la escritura y la lectura. Ahora disfruto mi trabajo de editor muchísimo, lo hago con pasión, no me gustaría hacer otra cosa para ganarme los frejoles que editar cosas, o producir eventos como el Festival de la Palabra, pero donde más plenitud hallo es leyendo y escribiendo. Quizás sea una respuesta un poco evasiva pero sincera a tu pregunta.

 

 

LOS CINCO LIBROS FAVORITOS DE DANTE TRUJILLO

1. Árbol de Humo, de Denis Johnson.

2. Demasiada felicidad, de Alice Munro.

3. Crimen y castigo, de Fiódor Dostoyevski.

4. El Aleph, de Jorge Luis Borges.

5. La vida instrucciones de uso, de Georges Perec.

 

 



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