«Un golpe de dados», de Victoria Guerrero

La poeta Victoria Guerrero realiza su primera incursión en la narrativa con Un golpe de dados (Kodama Cartonera, 2014), una novela que a pesar del descuido estructural tiene mucho nervio y eso es al final lo que cuenta.

 

Por Gabriel Ruiz Ortega*

No tenemos muchos poetas, de los buenos y referentes, que demuestren consistencia y alcance cada vez que hacen su ingreso en los terrenos de la narrativa. En lo personal, estas incursiones siempre llamarán mi atención. Si algo distinto, original, espero de la narrativa, en especial de la narrativa peruana, lo espero de sus poetas, pero de sus verdaderos poetas, que me brindan la seguridad, esa garantía, de que algo se hará con el lenguaje, que no solo será coraza, disfraz para los que no tienen nada que decir.

Ahora, subrayemos un detalle: el discurso narrativo es un imán. Basta leer los poemarios, no solo de los nuevos poetas peruanos, sino también de los más trajinados, para darnos cuenta de que es una presencia que tienta y seduce a más de uno. Al respecto, cada poeta tiene el derecho de escribir en el registro que bien le venga en gana, no importa si esa tentación obedezca a una apuesta artística, genuina, o al facilismo más ramplón. Si vemos con objetividad esos poemarios invadidos por un subterráneo registro narrativo, entenderemos, en algo, el por qué estamos como estamos.

En los últimos años hemos tenido poetas que se han desempeñado por igual tanto en poesía y narrativa. Sin embargo, los resultados no siempre han sido de los más auspiciosos e imagino que ello se debe a una alarmante carencia de lecturas previas, a un desconocimiento de los registros poéticos y narrativos, que les impide cuajar una propuesta, apelando a justificaciones jaladas de los cabellos, vendiendo el producto como “Artefacto”, “Escritura de vanguardia”, “Narrativa Siglo XXI”, o lo que es inadmisible: como algo novedoso, cuando lo cierto es que no hay nada novedoso al respecto. Hacemos mal, muy mal, cuando hablamos de “Novela de poeta”, “Novela de lenguaje”, definiciones poseras que nos distraen de la verdadera discusión, del punto que no deberíamos desaprovechar: de las grandes ventajas para fundir registros que nos ofrece la novela como género.

A la fecha, bien podemos asegurar que Victoria Guerrero es una de las voces poéticas más sólidas del actual panorama literario peruano. Hablamos de una poeta dueña de una propuesta literaria coherente, que ahora nos entrega su primera incursión en las parcelas narrativas: la novelita Un golpe de dados (Kodama Cartonera, 2014).

Seguramente, más de un purista de las buenas costumbres literarias se escandalice por el descuido estructural que vemos en estas páginas, y, sin duda, harán más de un mohín al percatarse de la presencia de varios personajes que prometen un mayor desarrollo pero que no pasan del enunciado. Lo que parece un defecto, yo lo veo como una alternativa, un camino hecho adrede que privilegia el fuego que hay en estas páginas, esa luz que acompaña a la narradora protagonista Nadja. O sea, se sacrifica la estructura y se privilegia la voz del personaje, a lo mejor uno de los más desgarradores que haya podido leer en la narrativa peruana en los últimos veinte años. Nadja puede ser tierna y salvaje, amar y odiar, como también indignarse. Hablamos de un personaje que no encuentra su lugar en el mundo y para superar/reprimir ese no-encuentro hace uso de sus recuerdos y de sus sensaciones inmediatas de contexto para poder explicarse y justificarse ante la vida. Este recorrido nos permite acceder a dos tipos de dolores en Nadja: el individual y el colectivo. Pues bien, ese estado de ánimo se corresponde con el estilo que emplea la autora, un estilo seco y que corta a manera de estilete, incomodando, tal y como lo hemos visto en sus poemarios El mar, ese oscuro porvenir y Berlín.

No me hago problemas: prefiero una novela imperfecta en lo estructural, pero redonda en cuanto a nervio narrativo que transmita. Lo diré una y otra vez, así se moleste más de un fan del extrañamiento y seguidor de las acrobacias formales: la literatura tiene que transmitir. Guerrero ha sabido configurar un personaje real, un personaje que deja la piel en lo que nos cuenta.

 

 

*Gabriel Ruiz Ortega nació en Lima, en 1977. Es autor de la novela La cacería (2005) y hacedor de tres antologías de narrativa peruana última: Disidentes (2007), Disidentes 1. Antología de nuevas narradoras peruanas (2011) y Disidentes 2. Los nuevos narradores peruanos 2000 – 2010 (2012). Es librero de Selecta Librería  y administra el blog La Fortaleza de la Soledad.


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