Tsunami, la importancia de la memoria

Presentamos un comentario sobre Tsunami (Borrador Editores, 2012), la última novela de Ezio Neyra, quien nos presenta una autoficción en la que la atención de los recuerdos tiene una particular importancia. «Ezio Neyra nos escribe ahora sobre la búsqueda infinita de la felicidad, sobre la reinvención y la reinserción a la vida», sostiene Alberto Rincón Effio.


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Por Alberto Rincón Effio*

Con una escritura límpida y sugestiva, Ezio Neyra nos muestra en su última novela, Tsunami el producto de una peripecia personal.Partiendo de su propia biografía, escribe esta autoficción con una soltura clásica, bien construida, llena de memorias personales y emociones, sin escamotear los hechos y las circunstancias que se quisieron contar. Un franco testimonio y una meditación que, según el autor, recién pudo dar por terminada una vez que se publicó el libro y no cuando acabó de escribirlo.Tal vez por eso tuvieron que pasar 6 años para que el escritor peruano sacara a la luz su obra más ambiciosa y de mayor aliento, y nos pudiera mostrar en esta historia cautivadora y frágil, la importancia de atender a los recuerdos.


La historia es la de Leandro y Julia, su novia,  quien lo abandona y se marcha de regreso a Buenos Aires con su hija, sumiéndolo en el abandono y el desasosiego. Pero también es la historia de su madre, Giuliana, a quien el padre de Leandro abandona intempestivamente. El refugio de ambos es el mismo: el retorno a los orígenes, a la familia, a las raíces. Ezio Neyra nos narra -a partir de la voz de Leandro- las razones íntimas y personales que los llevaron a todos sus personajes, a verse en medio de la desolación. «Bien sabes que la memoria es resbalosa y que se inventa lo que no recuerda. Si contártela es difícil, mucho más lo es entenderla. Quiero que pronto deje de importarme, que no quede nada pendiente. Necesito pasar la ola«, dice Leandro en una advertencia franca, al inicio de la novela. 


Es precisamente esa ola la que Leandro intentará surcar -por intermedio de su relato-como un último recurso de salvataje para pasarla definitivamente. Una ola que Leandro advirtió demasiado tarde y no supo superar, que vio encresparse con vehemencia y poder, que se embruteció y terminó acaparando cada uno de los espacios de su vida -como lo hace un tsunami precisamente cuando toma por asalto las orillas, luego los malecones y finalmente la ciudad-, devastándolo todo con indiferencia y dejándole una ruma de indescifrables escombros que, como único sobreviviente, tendrá que levantar y descubrir para que en el futuro tenga presente que las fuerzas de la naturaleza son incontenibles y lo único que puede hacer es voltear la página. Esa acumulación desprolija de escombros es en Tsunami, la memoria de Leandro y esa ola inconmensurable, su historia.




EN MEDIO DE LA DESOLACIÓN

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Leandro vuelve, luego de muchos años, a las costas de Arequipa donde recuerda que, junto a sus padres, abuelos y primos, gozó sus primeros años de vida junto a su entrañable tribu familiar, lo cual, conserva en su memoria como un paraíso feliz. En este retorno, Leandro encuentra que el paso de un tsunami arrasó con el balneario y todo lo que podía recordar de él: la casa de sus abuelos, las calles y plazas, todo estaba convertido en escombros, y bajo todo ese desastre, sus recuerdos se confunden y peligra su desaparición intempestiva. En medio de esta magra desesperanza, Leandro nos describe el escenario que lo rodea con la resignación de quien quiere ver, incluso, lo que ya no existe, lo que ya no está: «Quedan estructuras, concreto, hierro, cables, basura, caminos de tierra. Hay paredes que como solo se han roto parcialmente, dejan ver adobes y ladrillos descascarados, descoloridos, que más parecen los elementos con los que se hubieran construido castillos de arena».


Un paisaje derruido y convertido en escombros es la representación simbólica que Ezio Neyra nos quiere presentar en su novela. La alegoría de un paisaje desolado y devastado que Leandro encuentra a su paso, terminará convertido en una hipérbole de su propia situación, donde los escombros parecen significar el rezago de la relación con su madre, sus abuelos, su padre y su novia. La imposibilidad que tiene el hombre de ir contra su propia naturaleza y a quien solo le queda seguir luchando, caer y levantarse, avanzar sin mirar atrás. En la historia, Leandro parece contravenir aquel maleficio draconiano que Julio Ramón Ribeyro escribió en sus diarios, La tentación del fracaso: «No volver, bajo pena del peor de los castigos, ni a la mujer que quisimos en nuestra juventud ni a la ciudad donde fuimos felices».Pues es eso mismo es lo que deberá descubrir.



EL TIEMPO RECOBRADO

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Cuando Ezio Neyra debutó en el 2005 con su novela Habrá que hacer algo mientras tanto, atrajo una considerable atención de muchos lectores y críticos, por esa sagacidad novedosa de contar la supuesta hazaña de tres personajes ambivalentes que, concatenando sus deseos y sueños (en apariencia mundanos), terminan convirtiéndose en el retrato icónico y entrañable de toda la sociedad. Luego en el 2006, su segunda novela, Todas mis muertes significó el asentamiento literario de Neyra en un estilo de estructurar su voz escrita y el lenguaje de sus historias, con un dominio sobresaliente para interpretar con ternura, precisión y verosimilitud las emociones que producen los recuerdos de sus protagonistas y la memoria de quienes la tienen que contar.


En Tsunami, por su parte, existe la perturbadora búsqueda de Leandro por descubrir los orígenes de todas las cosas que le pasaron.La narración de cada uno de los acontecimientos que lo llevaron hasta ese día en Arequipa. Lo peor había pasado, pero cómo superarlo es el eje central de la his
toria. El abandono de su novia, el rompimiento con su madre, el abandono de su padre, la sumisión en las drogas y el despiste de su propia conciencia lo obliga a despertarse de pronto ahogado en su propia perdición. Es precisamente en el instante previo a ese final funesto cuando Leandro parece encontrar una única salida, una fórmula de la salvación, la tabla que lleva al náufrago a la orilla: contarlo todo. «No será fácil contarte esta historia. Saber cuándo comenzó tampoco es sencillo», dice Leandro.


Ezio Neyra sabe desenvolver su historia con destreza por todos estos nudos familiares que entreteje.Nudos que parecen imposibles de desatar hasta casi al final de la historia, pero que precisamente se desatan cuando Leandro tiene una breve pero reveladora conversación con su abuelo -luego de que, rebuscando fotografías antiguas de su juventud, descubre la de una desconocida mujer- quien finalmente lo advierte de la necesidad de voltear la página a tiempo antes de que la vida lo haga «pagar una deuda». Así, descubrirá finalmente que no puede huir de su destino macondiano, el de los ciclos repetidos. Su abuelo, su madre y él mismo habían sido abandonados también, pero cada uno debía superar esta decadencia a su manera.Para algunos, tal vez, ya no había marcha atrás, pero para Leandro, el momento había llegado.


Tsunami es una novela escrita con una claridad y sencillez difícil de alcanzar para estas historias donde el drama, el dolor y la angustiante pérdida de la razón,nos devela los distintos periplos que recorre el ser humano antes de aceptar, asumir el dolor y voltear la página. Ezio Neyra nos escribe ahora sobre la búsqueda infinita de la felicidad, sobre la reinvención y la reinserción a la vida, la lucha constante contra los avatares de las relaciones humanas -especialmente las familiares- y los ineludibles fantasmas del pasado. Una novela que nos demuestra que el dolor es inevitable y muchas veces necesario, pero el sufrimiento depende siempre de cada uno.
*Alberto Rincón Effio (1984). Escritor, periodista y editor. Ha colaborado con reseñas para la revista Literal Magazine y ha publicado el cuento El Cuadro para la revista Un Vicio Absurdo (2012). Fue redactor de la página política del diario El Comercio y actualmente es editor de proyectos de la revista Etiqueta Negra.


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