Y seguro que muy pocos lo han leído o sabían quién era. Kazuo Ishiguro, Premio Nobel de Literatura 2017, nació el 8 de noviembre de 1954, en la ciudad de Nagasaki, Japón. Cuando tenía cinco años de edad a su padre le ofrecieron un trabajo como oceanógrafo en Inglaterra y fue así que migró de continente, de ciudad y de lengua. Ishiguro es un escritor en lengua inglesa.
Estudió literatura y filosofía en la Universidad de Kent. Luego cursó un posgrado de escritura creativa en East Anglia, donde su tesis en 1982 se convirtió en su primera novela titulada Pálida luz en las colinas.
Aunque literariamente no ha sonado en las apuestas para el Nobel, Kazuo Ishiguro es un escritor que goza de reconocimiento en lengua inglesa. Con su novela más celebrada, Lo que queda del día (1989), ganó el prestigioso Premio Booker. En 1993 esa novela fue convertida en película bajo la dirección de James Ivory en la que actuaron Anthony Hopkins y Emma Thompson.
Curiosamente, el hoy Nobel empezó su carrera como guionista de cine y televisión. En la actualidad tiene publicadas 8 novelas, de las cuales Nunca me abandones (2005) fue llevada también al cine.
Para la Academia Sueca «sus novelas de gran fuerza emocional que han descubierto el abismo bajo nuestro ilusorio sentido de conexión con el mundo». Sara Danius, secretaria permanente de la Academia, ha calificado su obra y estilo como «una mezcla de Jane Austen, comedia de costumbres y Franz Kafka«.
La obra de Ishiguro aborda temas como la memoria, el tiempo o la autoilusión. En sus obras destacan tópicos como el Japón de la posguerra, el nazismo y los periodos anteriores a la II Guerra Mundial. En la novela Un artista del mundo flotante (1986) la acción transcurre en su natal Nagasaki en los años posteriores al bombardeo atómico de 1945. Sus novelas están escritas en primera persona y los narradores con frecuencia nos muestran el fracaso humano.
Vargas Llosa ha saludado el premio a este autor y, además, destacó su novela Lo que queda del día, en la cual —afirma— con gran delicadeza aborda los rituales de la aristocracia británica vista con enorme sutileza y espíritu crítico. «Es una delicia de novela que a la vez que se lee te introduce en ese mundo inglés con gran destreza narrativa«, ha dicho el Nobel peruano.
