Lorenzo Helguero: «El humor es un ingrediente sustancial en la literatura juvenil»

Conversamos con este escritor sobre su novela Mañana en El Botecito (Grupo Editorial Mesa Redonda, 2012), que cuenta la historia de un adolescente que está nervioso por iniciarse sexualmente en un popular burdel del Callao.


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Por Carlos Alberto Rosales (@rosalespurizaca en Twitter)


Conocido por su obra poética y más tarde por su incursión en la novela juvenil, Lorenzo Helguero (Lima, 1969) no ha dejado de hacer de su escritura un motivo para el goce estético y lírico. 


Desde que ganó el XI Premio de No vela Corta Julio Ramón Ribeyro del Banco Central de Reserva del Perú, con su obra Entre el cielo y el suelo (2008), este escritor ha hecho de su prosa un viaje en el que se transportan personajes dispuestos a hacer de la adolescencia un tributo a la libertad.

Helguero tiene un doctorado en Literatura Latinoamericana en Georgetown University y está convencido que toda historia de ficción debe robar más de una carcajada en el lector o al menos apelar al elixir de las emociones en cada una de sus páginas. 

Su más reciente obra Mañana en El Botecito (Mesa Redonda, 2012) nos introduce en el mundo interior de un adolescente que, nervioso por iniciarse sexualmente en un burdel, empieza a recordar y escribir los momentos más representativos de su infancia para despedirse del niño que fue y anticiparse al hombre en que se convertirá el día siguiente.

Cuando uno empieza a leer Mañana en El Botecito cree encontrar una historia de sexualidad desbocada, pero conforme pasan las páginas descubres el remolino de angustias y miedos que habitan en un adolescente, proyectando una luz tenue sobre el sótano que habita debajo de su piel. La novela también desnuda el poder que tienen los amigos para influenciar en un chico que no termina de asumir el papel que le ha asignado la vida.



¿En qué circunstancias ocurrió tu paso de la poesía a la novela?
Aunque en un inicio escribí poesía siempre me interesó la narrativa desde niño. Cuando estaba en el colegio escribía cuentos, incluso la prosa ha estado presente en mis textos poéticos. Fue en Washington donde nació la idea de escribir la novela Entre el cielo y el suelo, que también incluye elementos poéticos. De modo que mi obra es un lugar donde la poesía conversa con la prosa.

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¿Cómo se te ocurrió la historia de Mañana en El Botecito?
Leí una novela de Georges Simenon en la que un niño quería ser pintor. Quise hacer algo parecido y al final terminé escribiendo sobre los miedos y frustraciones de un adolescente, que está preocupado porque irá al burdel, pero antes quiere escribir para despedirse de su infancia.


En tu última novela el protagonista usa sus recuerdos de la infancia como bisagra para afrontar una adultez que le resulta incierta
Claro, el protagonista cree que con su primera relación sexual se convertirá en un hombre, era una creencia que formaba parte de la época. Antes se creía que para ser hombre uno tenía que atravesar por ese rito de iniciación. Entonces, como se va a convertir en hombre empieza a recordar los momentos más representativos de su niñez.


En ese sentido, el descubrimiento sexual del protagonista es un viaje que lo traslada a un punto en el que se ve obligado a revelar sus fantasías, temores y angustias
Él está muy nervioso porque no sabe si tendrá éxito y como no puede dormir, empieza a recordar, a escribir y hablar de sus fantasías sexuales, de sus frustraciones, miedos y fracasos de la vida. 


Con ese pasado alimenta su escritura
Este es un tema muy importante. Él tiene un barril en su cuarto donde guarda todo lo que escribe, va coleccionando pasajes de su vida en su cuaderno, los que se constituyen en elementos de una novela, que es lo que él quiere, pero no la considera como tal. Para él es un texto no ficcional que lo ayuda a relajarse y olvidarse de lo que le ocurrirá el día siguiente.

 
El humor está muy presente en tu obra
Para mí el humor es un ingrediente sustancial en la literatura juvenil. Siempre he tratado de incluirlo en todo lo que he escrito. Me interesa que exista una reacción en el lector, apelar un poco a sus emociones. A los chicos les divierte leer ese tipo de novelas, ese tipo de historias en la que ellos se reconozcan y se sientan identificados con ciertos personajes. Visto de ese modo leerán la historia como un descanso.  Ese tipo de novelas representan un complemento respecto a los clásicos, que también son necesarios. Son textos cortos que se pueden leer en la misma aula de clase porque no lo verán como algo pesado. Por el contrario, se divierten y pueden descubrir el gusto a la lectura.


También encontramos una relación íntima entre la literatura y el cine
En el cine uno encuentra no solo imágenes, sino narrativa y poesía. El protagonista quiere trabajar en cine pero sabe que esta industria en el Perú se equipara a una de repuestos para naves espaciales. Al saber que le será imposible incursionar en el cine, lo intenta desde la literatura, pero recibe el rechazo de sus padres.


Usa la escritura para saldar deudas consigo mismo
En los cuentos y poemas que escribe el protagonista habla mucho de la figura paterna. Eso se debe a que es hijo de padres divorciados y de alguna forma descubre que su pasión por la literatura es una forma de seguir buscando a su padre. Además, hay referencias a la música porque le encantaría tocar el violín y como no se lo compran, termina reflejando en su poesía una cierta musicalidad. Además, hace un paralelo entre la literatura y la masturbaciÃ
³n como actos que dan placer y se hacen en soledad. 




CINCO LIBROS RECOMENDADOS POR LORENZO HELGUERO

1. El barón rampante, de Ítalo Calvino. 

2. El obsceno pájaro de la noche, de José Donoso.

3. La contadora de películas, de Hernán Rivera Letelier.

4. Recuerdos del porvenir, de Elena Garro. 

5. Conversación en La Catedral, de Mario Vargas Llosa. 







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