Javier Cercas: “Soy un escritor que siempre se hace preguntas”

Fue uno de los invitados que dio realce a la I Bienal de Novela Mario Vargas Llosa que se desarrolló hace unos días en Lima. Javier Cercas, el autor de Soldados de Salamina, su novela más conocida y “no necesariamente la mejor” –como dice él-, conversó con nosotros.

 

Por Jaime Cabrera Junco ([email protected])
Fotos: Handrez García

Sostiene que la novela no tiene límites. Que su libro Anatomía de un instante, siendo un libro de no ficción, es un “experimento novelesco”. Quien ha leído a Javier Cercas probablemente lo imagine con el gesto adusto, ensimismado y constantemente preguntando y cuestionando lo que ocurre a su alrededor. Quizás ese sea el Cercas de los libros, porque el Cercas de carne y hueso es un tipo de lo más campechano, a quien uno no duda en tratar de tú. Conversamos con él durante su visita a Lima en los días en que se desarrolló la I Bienal de Novela Mario Vargas Llosa. Todo un lujo, pues en ninguna feria del libro hubiéramos imaginado su presencia aquí.

Cómo defines a la novela, teniendo en cuenta que sostienes que este género ofrece muchas posibilidades ya que los límites entre la realidad y ficción no siempre están definidos
(Emite un suspiro largo) Lo mejor de la novela es que es un género donde cabe todo. Creo que esa es la mejor definición que se puede dar sobre ella y esa es su gran virtud. Y lo es así desde el principio, desde que un tipo español que se llamó Miguel de Cervantes creó un género libérrimo, en el cual -insisto- caben todos los demás géneros. De hecho, la novela se ha ido alimentando de todo lo que ha tenido a su alrededor, y creo que esa es su máxima virtud. Y creo que el problema que tenemos con la novela es que nos hemos quedado con una visión un poco reduccionista, escasa y limitada que es la de la novela del siglo XIX. De lo que se trata es de explorar todos los caminos que deja abiertos la novela y en eso estamos, al menos es lo que yo intento, creo que es el deber de cualquier escritor.

Ahora que mencionas a la novela del siglo XIX, hay quienes sostienen que este género está en desventaja frente, por ejemplo, las series de televisión que la gente espera con atención como en esa época las entregas novelescas
Se parecen bastante, ¿no? Podría haber algunos paralelismos entre las novelas a lo Dickens y las series de televisión…

¿Eso pone en desventaja a la novela?
Noooo, hombre, lo que da la novela no es lo que da ni la televisión ni el cine, es una cosa totalmente distinta. Lo que tiene que dar un arte es algo que solo él puede dar y eso es lo específico. ¿Y qué es lo que da la novela? En la novela cabe todo, insisto. Es decir, en una serie de televisión puedes contar una historia maravillosa, pero además de esta historia no puedes incluir un ensayo, una biografía…la novela se devora todo: devora la poesía, el ensayo, el periodismo, lo devora todo y lo convierte en algo distinto. Esa es la esencia de la novela: la multiplicidad que se convierte en unidad. Esas son las grandes novelas. El Quijote, el Ulises que pueden trabajar con la ficción y con la no ficción. Esa es la visión de la novela que yo reivindico, es decir que no solo es contar una historia. Contar una historia es una cosa muy fantástica que la novela puede hacer muy bien, pero también lo puede hacer muy bien el cine, las series de televisión e incluso una fotografía. Pero lo que no pueden hacer todos ellos es lo que tiene que hacer la novela. Las novelas que intento escribir son de ese tipo, donde hay de todo.

CercasFoto2Dices que cuando escribes no tienes claro por dónde va a ir la novela, sin embargo sostienes que esta encierra una pregunta. ¿Esta pregunta está determinada siempre por la experiencia personal?
La experiencia personal lo es todo, absolutamente. Siempre parto de lo personal…todas las novelas son autobiográficas, pero eso no significa que uno en las novelas cuente su propia vida. Lo que cuenta es lo que le ha ocurrido al escritor, pero también lo que no le ha ocurrido, lo que ha soñado, lo que ha imaginado, sus sueños, sus frustraciones, sus lecturas…todo eso forma parte también de tu experiencia personal, en ese sentido todas las novelas son autobiográficas. Vargas Llosa, que es un escritor al que todos los que escribimos en español le debemos mucho, dice que escribir es un striptease al revés. Eso es escribir: partir de la experiencia personal y convertirlo en universal, ya no en algo que te ocurre a ti sino a todos. Esa es la literatura: convertir lo particular en universal. Al menos yo siempre he partido de mi propia experiencia, no puedo concebir otra forma de entender la literatura y no creo que exista. Creo que las novelas son vidas hipotéticas. Es decir, las novelas cuentan aquello que no hemos vivido pero que también forma parte de nuestra vida. Cervantes, que ha escrito la mejor novela que yo conozco, un día se levantó por la mañana y se pregunta “¿qué hubiese ocurrido si en lugar de haber nacido en Alcalá y haber batallado en Lepanto, y ser prisionero en Argel…me hubiese pasado en un poblachón de La Mancha leyendo libros de caballería?” Y allí empieza el Quijote, es una vida hipotética. Significa esto que Cervantes es don Quijote, pero también Sancho Panza, Maritornes y todos los demás personajes de la novela.

Y también sostienes que en la novela hay la búsqueda de una respuesta, pero que no siempre se consigue…
No se debe llegar a una respuesta. Escribir una novela consiste en formular una pregunta, cuya respuesta no existe, en eso consiste. El escritor es el que hace las preguntas. Es decir, escribir una novela consiste en formularse una pregunta, no importa de qué tipo sea, y toda la novela es la búsqueda de una respuesta a esa pregunta. Pongamos, en Soldados de Salamina se parte de la pregunta “¿por qué un soldado republicano al final de la Guerra Civil Española salva la vida de un jerarca fascista?” Y toda la novela es la búsqueda de una respuesta a esa pregunta, y al final de la novela no sabemos por qué salva al jerarca fascista y ni siquiera estamos seguros de quién fue ese soldado. La respuesta a esa pregunta es la propia búsqueda de una respuesta. Es decir, el propio libro, las novelas tienen prohibidas las respuestas claras, nítidas, taxativas. Las respuestas de las novelas siempre son ambiguas, contradictorias, equívocas, esencialmente irónicas…así funcionan las novelas y en mi opinión las grandes novelas, no las mías. Tomemos, por ejemplo, El Proceso, de Kafka. No sabemos de qué acusan al protagonista y cuando al final él muere no sabemos cuál es su culpa…La respuesta es la búsqueda de esa respuesta, y todo lo que tiene que decir Kafka lo dice a través de ese enigma, de ese no saber. Quiero escribir un libro que se titule Punto ciego, que es sobre eso que todas las grandes novelas tienen en su interior un punto ciego, una oscuridad que ilumina, un silencio elocuente, ese es el corazón de la novela. La novela es el reino de la ambigüedad, de la contradicción. Así funcionan las novelas y también las novelas que a mí me gustan.

Y también está el rol del lector, quien es el corresponsable del libro…
El lector es el que manda. Me gusta mucho vuestro nombre…Lee por gusto, no hay otra forma. El lector es la otra mitad del libro, sin el lector no existe el libro. Un libro sin lector es un montón de letra impresa. Es el lector quien al abrir el libro dota de vida a lo que está leyendo.

 

LA VERDAD DE LAS MENTIRAS

SoldadsosPortdaEs una tarde fresca de otoño en Barranco. Estamos en el parque que rodea al Museo de Arte Contemporáneo. Corre un viento que atenúa el calor y que Cercas es lo primero que comenta cuando le estrecho la mano. Javier Cercas nació en 1962 en un pueblo llamado Ibahernando, en la provincia extremeña de Cáceres. Su padre fue veterinario y eran, dice «los ricos del pueblo», pero cuando salieron de allí se dieron cuenta de que «éramos pobres». Sostiene que la clave de haberse convertido escritor fue el viaje que hiz con su familia a Gerona. Dedicado a la docencia y al periodismo, fue recién en 2001 que Cercas se hizo mundialmente conocido y gracias a su gran novela Soldados de Salamina.

Tu novela Soldados de Salamina fue importante, sostienes, porque descubriste el ir y venir entre el pasado y el presente. ¿Antes de esta certeza cuál era la razón o el motivo por el que escribías?
Las obsesiones. Yo escribo porque no sé cosas y por tanto soy un privilegiado porque como nunca acabaré de saber, siempre continuaré escribiendo, espero. Creo que esto es el motor, soy un escritor que siempre se hace preguntas.

¿Y este ir entre pasado y presente qué te hizo ver respecto a la escritura?
Yo de chico me creía muy original, creía que no me parecía a ningún otro escritor, pero al final he descubierto que me parezco bastante a la gente de mi edad, no de España y en Latinoamérica, sino en el mundo. En mi época había que ser posmoderno, es decir, no tratar con la historia, rechazar cualquier idea de compromiso político. Éramos presentistas, escritores puros. Mis ídolos eran Borges, Kafka, Edgar Allan Poe, Ítalo Calvino, escritores supuestamente puros, abstractos, desvinculados de la historia, lúdicos, metaliterarios…hasta que en un determinado momento las preguntas que me hacía no tenían que ver directamente con el presente sino con el pasado, y fue allí que escribí Soldados de Salamina, que es un libro que tiene que ver con el pasado. En aquella época yo tenía 38 años, y a medida que investigo un episodio minúsculo acaecido al final de la Guerra Civil descubro que el pasado es una dimensión de presente. El pasado no pasa nunca, como decía Faulkner. El pasado ni siquiera es pasado, es presente. Todo esto ha determinado todos los libros que he escrito hasta el momento. Para mí ser un escritor posmoderno significaba que la política quedaba excluida de lo que escribía, y sin embargo allí también descubrí que lo colectivo es una dimensión de lo individual, y esto también ha determinado los libros que he escrito. Por lo tanto la política forma parte de mi vida como la sexualidad.

¿Y ahora qué es lo que te impulsa a escribir?
También la obsesión. Me gustaría decir que mi impulso para escribir es altruista, pero si lo dijese falsearía la realidad. Mi impulso es completamente egoísta, yo no escribo para arreglar la vida de nadie o para mejorar el mundo, lamento decirlo, pero no es así. Es completamente egoísta, de un egoísmo y de individualismo feroz. Yo escribo porque hay cosas que me obsesionan. Por ejemplo, el libro que estoy escribiendo ahora, y del cual no te voy a hablar porque mi religión me lo impide, llevo obsesionado en él hace 10 años, pero recién hace un año me metí a fondo y no me lo quitaba de encima, y he escrito entre tanto dos libros, pero este libro no se me iba de encima. Uno escribe los libros para quitárselos de encima. Es de esas obsesiones en las que los escritores extraemos el sentido.

La historia y la política qué tan importante es
Ellas no aparecen en mis libros hasta que tengo 40 años, antes era un escritor sin historia y sin política. Es así y eso no quiere decir que mis libros anteriores -que no leyó nadie- sean peores que los posteriores.

JavierCercas3FotoEn Anatomía de un instante, que ahora se ha evocado tanto con la muerte de Adolfo Suárez, es tu libro más político, aunque algunos la denominan novela es un libro de no ficción
Yo también la denomino novela. Es una novela sin ficción, no hay un gramo de ficción. Tenemos que preguntarnos -y me lo pregunto en el libro que estoy escribiendo ahora- si la novela es únicamente aquello que es ficción, era así, pero ahora me lo pregunto. Estoy trabajando en una frontera, en un abismo, que es el de la no ficción. Es decir, ¿por qué la condición sine quanon de la novela es la ficción? ¿Es así? ¿Por qué? A mí me gusta trabajar en la frontera, en el abismo. Anatomía de un instante no era ficción, pero a mi modo de ver era un experimento novelesco, con una visión de la novela distinto del que hemos heredado del siglo XIX, pero más próximo a la novela cervantina, francesa del XVIII, que a mí me parece revolucionaria.

¿Qué es lo más importante que debe aprender un escritor?
Es fácil: a escribir (ríe). Lo del devenir entre el pasado y el presente lo aprendí escribiendo. Lo que hay que aprender es a batallar con las palabras, con las frases. Un escritor descubre las cosas a medida que las escribe. Un escritor sabe lo que quiere decir cuando ya lo ha dicho. Al menos en mi caso, escribo a ciegas. Voy con un pico y una pala por un túnel y voy picando y picando, lo único que me importa es picar bien y luego descubro…a mí lo que me importa es picar y abrir camino. Entonces, lo que hay aprender es a picar bien, es decir, a escribir bien, y a medida que escribes, te peleas con las palabras, vienen los descubrimientos. Cervantes que es, como decía Kundera, el único novelista al que los escritores de novelas debemos responder, no es un tipo que descubre las cosas en abstracto, como la ironía, por ejemplo, lo hace a medida que escribe.

¿El escritor cumple alguna función en la sociedad, tiene alguna influencia?
Inmensa..pero no tiene que proponérsela. Me refiero a cambiar el mundo. Cambiar la percepción del mundo del lector que es la única manera en que la literatura puede cambiar el mundo. Cambiar lector a lector, esto Kafka lo dijo en una carta célebre: “la literatura debe romper con un hacha el mar de hielo que todo llevamos dentro”. Eso es cambiar el mundo, revolucionar el mundo del lector, decirles que su vida es una puta mierda, que hay otras vidas, eso es totalmente revolucionario y letal. Enseñarles a decirles no. Eso no debe proponérselo el escritor.

Dices que Borges fue una de tus mayores influencias y que Kafka también fue importante. ¿Qué tan borgeano y kafkiano te consideras ahora?
En la Wikipedia dice que yo me hice escritor porque leí a Borges a los 15 años. La mitad de esto es mentira, por lo tanto es mentira. Leí a Borges a los 15 años, y Borges hizo que tardara mucho tiempo en ser escritor. Yo hasta los 20 años no empecé a escribir más o menos en serio, lo cual es muy tarde, porque quería ser escritor muy pronto. La culpa la tuvo Borges porque era demasiado bueno y eso es malo para un escritor, esto lo dijo Auden, el gran poeta inglés. Tienes que tener modelos más accesibles.

¿Qué diferencias hay entre el Cercas de antes Soldados de Salamina y el Cercas cuya nueva publicación es recibida con mucha expectativa?
Hay diferencias obvias, una de ellas es que ahora me gano la vida gracias a la literatura. Por ejemplo, nunca hubiera podido escribir Anatomía de un instante o el libro que estoy escribiendo ahora si no me dedicara plenamente a la literatura. Ahora escribo con más libertad que antes, escribo libros locos y los editores son lo suficientemente locos para publicarlos y los lectores…en fin, no tengo palabras para agradecérselo. Entonces, hay muchas diferencias, soy mayor, han entrado cosas que antes no aparecían en mis libros, pero hay cosas que ahora echo de menos en mis libros posteriores a Soldados de Salamina, como por ejemplo el humor, que espero recuperar nuevamente. La política, la historia, lo pusieron en sordina. Lo único que espero es tener 20 años más de energía para poder escribir los libros que quiero escribir.

¿Y luego de esos 20 años qué viene? ¿el retiro?
Nooo…voy a cumplir 52 años, hombre… Cervantes escribió la segunda parte del Quijote cuando era un vejestorio. Retirarme no, pero los libros que yo escribo requieren energía, muchas horas, y no sé si a los 75 años tendré la energía, no lo sé, me da a miedo, pero a lo mejor tengo más energía (ríe).

 

 

LOS CINCO LIBROS FAVORITOS DE JAVIER CERCAS

[youtube width=»480″ height=»320″]https://www.youtube.com/watch?v=3JQrWZku01c[/youtube]

 

1. El Quijote, de Miguel de Cervantes.

2. La Metamorfosis, de Franz Kafka.

3. El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati.

4. La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa.

5. La tentación del fracaso, de Julio Ramón Ribeyro.

 

 



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