Hay Mario, Hay Arequipa: impresiones del festival al pie del Misti

Ha culminado la cuarta edición del Hay Festival Arequipa, que por primera vez tuvo como invitado estelar a Mario Vargas Llosa, hijo ilustre e impulsor de este encuentro cultural que congregó a escritores, pensadores y artistas.

 

Por Jaime Cabrera Junco desde Arequipa

Arequipa te abraza y te abrasa. Te abraza por la calidez de su gente y te abrasa (así con “s”) porque el sol intenso lacera la piel del transeúnte que recorre las hermosas calles del Centro Histórico hechas de sillar. La dicen la Ciudad Blanca, pero bien podría ser la Ciudad del Fuego. Y vaya que la cultura arde en Arequipa, donde recientemente se realizó la cuarta edición del Hay Festival.

La estrella de este Hay fue Mario Vargas Llosa, quien tuvo tres actividades, todas ellas a lleno total en el Teatro Municipal, con capacidad para unas 600 personas. Las largas filas, el alboroto para ingresar y la ansiada firma de autógrafos, fueron las escenas que caracterizaron a este Hay que trajo al Nobel arequipeño de vuelta a su tierra para hablarle a sus paisanos, aquellos que alguna vez le dieron la espalda cuando fue candidato a la Presidencia del Perú.

La primera mesa de Vargas Llosa fue ante un grupo de autores limeños, donde primó la admiración y respeto a un autor mayor. El retrato grupal de Daniel Mordzinski fue la síntesis perfecta de este encuentro: el dios ante sus “nietos” (MVLL dixit). Quizás el mejor momento de la velada fue cuando Renato Cisneros le preguntó “¿qué se siente ser un sobreviviente del Boom?” y entre otras cosas, don Mario respondió: “La muerte vendrá como un accidente. Lo peor que le puede pasar a un escritor y a una persona es morirse en vida”.

La segunda actividad del Nobel fue sobre su detestada faceta de defensor del liberalismo, en la cual compartió micrófonos con la blogger cubana Yoani Sánchez y la periodista Rosa María Palacios. Sin embargo, la mejor de todas las actividades del autor arequipeño fue el diálogo con el escritor indio-británico Salman Rushdie. La  periodista Leila Guerriero condujo magistralmente la charla, pues el hilo conductor fue el papel de lectores de estos pesos pesados de la literatura. Vargas Llosa resaltó, por ejemplo, cómo a través del espejo de Gustave Flaubert se dio cuenta de que a pesar de carecer de genialidad, la perseverancia y disciplina fueron los caminos para suplir esta falencia. Además, de cómo en momentos en los que se ha sentido deprimido leía el pasaje del suicidio de Emma Bovary. Esa narración magistral de Flaubert, de una belleza insuperable, le devolvía el ánimo.

Pero Vargas Llosa no fue el único ‘rockstar’ de esta edición del Hay Arequipa. El Teatro Municipal congregó a más personas incluso cuando se presentó el periodista César Hildebrandt, quien tuvo un diálogo con el editor y escritor Jerónimo Pimentel. El auditorio ovacionó al invitado, cuyas frases e ironías sobre la realidad del país sonaban a verdad de Perogrullo, pero al ser pronunciadas recordaban -una vez más- nuestra realidad política que parece viajar en círculos. Además, Hildebrandt explicó el porqué de su aparente obsesión sobre la Guerra del Pacífico. Sostuvo que “fue lo más importante que le ocurrió al Perú en el siglo XIX”, que es una herida aún no cicatrizada y que para él este capítulo no ha sido aún superado. Quizás la frasé de Hildebrandt que más quedó impregnada en el público ocurrió casi sobre el final de la charla: «La literatura me ha salvado. Me mantuvo cerca a la belleza». Además, recomendó leer a José María Arguedas, Ciro Alegría y a Jean-Paul Sartre, especialmente La náusea. «Que no es la síntesis de la historia del Perú», remató socarronamente. 

El Hay ha congregado sin duda a muchas personas en estos encuentros estelares. Otra actividad que tuvo lleno total fue el diálogo entre Salman Rushdie y el autor colombiano Juan Gabriel Vásquez. El autor de Los versos satánicos hizo gala de un buen humor y resaltó cómo encuentros con este hace que escritores lleguen a países imposible de ser visitados en el circuito comercial del libro.

Esa precisamente es una de las grandes virtudes del Hay Festival: permitirnos escuchar a escritores o pensadores que difícilmente vendrían a una feria del libro. Además, de poder reunirlos con sus pares en mesas de diálogo. Otra de las figuras ovacionadas en este encuentro fue el periodista Gustavo Gorriti, quien a través de IDL-Reporteros develó los negociados de jueces corruptos. Mucha gente le pedía autógrafos y fotos, en tanto le expresaban palabras de admiración por su trabajo.

Si mirásemos algunos puntos aún por resolver del Hay Festival Arequipa, uno de ellos sería el de procurar una alternancia de los autores nacionales. Como bien señalaba en un video en vivo el escritor arequipeño Orlando Mazeyra Guillén, una ausencia notable en esta edición fue la de Marco García Falcón. Hay nombres que se repiten y aunque pueda generar antipatías y sospechas, creo que se puede elaborar mejor las mesas en la que los escritores peruanos participen. Sería bueno también impregnar un poco más de literatura arequipeña al festival.

Por otro lado, si bien la gracia del Hay es poder ofrecernos varias alternativas a la vez, a veces uno se lamentaba que unas mesas se crucen entre otras. Por ejemplo, mientras Rushdie y Vásquez conversaban, al mismo tiempo había una mesa interesante a propósito de los 50 años del golpe militar en el Perú. Dialogaban Héctor Bejar, Hugo Neira y el politólogo Alberto Vergara. Aunque he visto en algunas sedes cámaras o transmisiones del propio Hay, sería importante contar con registros como este para poder revisarlos posteriormente.

A nivel de autores internacionales el Hay decayó respecto a su primera edición. Y si bien esta vez vino Rushdie, autores franceses destacados, entre ellos Philippe Claudel, sigo esperando la participación de otros nombres. Sería estupendo contar con autores como Paul Auster, Enrique Vila-Matas, Javier Marías, o por qué no Emmanuel Carrère, Michel Houellebecq, entre otros. El Hay nos trajo alguna vez a Fernando Savater, a Martin Amis, a Alessandro Baricco, por eso que menciono a otros posibles invitados.

Si bien la presencia de Vargas Llosa concitó la atención de la prensa y del público arequipeño, percibí que a nivel general la gente de a pie no sabe o no tiene suficiente información sobre el Hay y menos de qué va. Lo noté en los taxistas, en la gente que preguntaba “¿qué hay allí?” en las afueras del Teatro Municipal, y eso también se notó en las salas con escasa asistencia en las actividades con otros invitados. Parecía que lo único que tenían claro los arequipeños era que Vargas Llosa los visitaba y que venía con su nueva pareja. Además, la prensa local de manera salvaje y alborotada en la última actividad que tuvo intentó jalarle la lengua sobre temas políticos, a lo cual el ilustre invitado se negó tajantemente.

El Gobierno Regional de Arequipa firmó una adenda de tres años más de apoyo económico al Hay Festival. Esperemos que esto garantice la continuidad de un evento como este que ha despertado el interés de muchas personas que viajamos especialmente para acceder a sus actividades y poder ser testigos de un encuentro como este que fue un empujón para la Feria del Libro de Lima y una bocanada de aire cultural a un país como el nuestro, donde la política hiere y hiede.