Giovanna Pollarolo: «Escribo desde un profundo sentimiento de soledad»

Poeta, narradora y guionista de cine, Giovanna Pollarolo acaba de presentar un libro que reúne sus tres poemarios y que lleva el nombre de uno de ellos: Entre mujeres solas. En esta entrevista hablamos de su obra, del cine y de su pasión por Manuel Puig.

 
 
Por Jaime Cabrera Junco
 
 
Sus padres eran inmigrantes italianos y llegaron a Tacna junto con sus abuelos. Uno de sus recuerdos más gratos de los años que vivió en la Ciudad Heroica, cuenta, fue cuando viajó por toda la costa hasta Tumbes junto a su familia en el legendario Ford Galaxy de su padre. Fueron quince días de viaje, con paradas en distintos puntos del litoral. «Tenía 14 años y estaba de vacaciones. Creo que para todos fue un viaje de iniciación», recuerda Giovanna Pollarolo (Tacna, 1952), quien ahora vive en Lima -en Barranco para ser más precisos-, y acaba de presentar Entre mujeres solas (Punto de Lectura, 2013), libro que reúne sus tres poemarios publicados en los últimos 25 años. ¿Y por qué no publica un nuevo poemario? Porque aún no encuentra la manera de expresar lo que quiere escribir, responde. La poesía como musa esquiva, que visita de cuando en cuando al poeta. 
En una entrevista con El Comercio, en el 2002, te describías a ti misma así: «Diría que Giovanna Pollarolo es una persona cuya primera relación con el mundo estuvo basada en un sentimiento de soledad y miedo». ¿Cómo llegaste a esta definición de ti misma?
Bueno, no hay que creerles mucho a los escritores en las entrevistas (ríe unos segundos), pero debo haber llegado a esa conclusión luego de leerme a mí misma. Yo escribo desde un profundo sentimiento de soledad que va más allá de la realidad, es algo interior y creo que es un tema de todos los seres humanos, pues como bien dicen, una vez que nos separamos de la madre nos quedamos solos y morimos solos, y la soledad es aprender a estar con uno mismo y mientras mejor avances en el conocimiento de ti vas a llegar a tener una vida más plena y armoniosa, aunque es un trabajo que nos toma la vida entera.
 
Y la soledad como tema está presente tanto en tu poesía como en tu narrativa…
Otro tema aquí es el de la arcadia perdida, el paraíso perdido. Esto varía incluso según cada cultura y tradición, pero alude a una situación de felicidad total, esto como una metáfora de un espacio que perdimos. 
 
Contabas que naciste con la conciencia de que lo único que te gustaba era ir al cine y leer novelas y poesía, pero no sabías qué hacer. ¿Era impensable que te dedicaras a escribir? 
Aún recuerdo la angustia que sentía en el colegio cuando me interrogaban: «¿y tú qué vas a hacer?» Era complicado porque no sabía qué hacer y había compañeras que lo tenían muy claro y yo no. Sabía que me gustaba leer, pero ¿qué hacía con eso? Parecía más bien algo malo porque no era muy sano pasarte todo el tiempo leyendo (ríe).
 
 
Tengo entendido que tu madre fue quien te ayudó a crear tu primer cuento, que más que por placer fue una tarea escolar. ¿Qué edad tenías cuando escribiste esa historia y de qué trataba?
No era tan chica, tendría entre 14 y 15 años. En el colegio hacía composiciones y me iba muy bien, pero cuando de pronto esta profesora más moderna nos dijo que escribiéramos un cuento, fue una angustia…la angustia de la creación, que es la que siento cada vez que tengo que crear algo. Me acuerdo que mi mamá me dijo «¿por qué no escribes la historia de un médico?», y bastó eso para que yo empezara a escribir y de allí vino la parte alegre de la creación que es cuando sientes que vas por buen camino.
 
 
¿El hecho que estudiaras Literatura tenía que ver con la intención de dedicarte a escribir o acaso ya lo hacías?
Bueno, eso fue mucho más tarde. Cuando vivía en Tacna, estudié en una escuela normal donde se formaban a profesoras, así que a los 19 o 20 años ya era maestra. Cuando decidí estudiar Literatura fue cuando vine a Lima ya a los veintitantos y ya había escrito poemas e inclusive estaba intentado escribir cuentos… estaba más familiarizada con la literatura.
 
 
Mencionas a Manuel Puig como una influencia y resaltas sobre todo su novela El beso de la mujer araña. Incluso tu tesis de doctorado fue sobre los guiones de Puig. ¿Qué resaltas de su obra y qué aspecto de la misma consideras importante?
Me parece que es uno de los escritores más originales del siglo XX. Cada vez que lo releo me doy cuenta de qué moderno fue Puig cuando escribió ya La traición de Rita Hayworth y, sobre todo, qué innovador. Creo que es el primer escritor que escribe sobre cine desde la situación del espectador.
 
 
Alberto Fuguet dice en su libro Cinépata que Puig «transformaba la página en pantalla».
Mira que yo no estoy segura de eso. Puig era un aficionado a un cine específico, le gustaban las películas que no formaban parte del canon, las películas que no le gustaban a los críticos, esas que no formaban parte del ‘cine culto’. O sea, el melodrama era menospreciado y a él le encantaba, fue uno de los que inicia el gusto por el melodrama mexicano, no el de Buñuel que tenía prestigio, sino el de Juan Orol, de actrices como Ninón Sevilla, que ahora son valorados. Entre ese gusto de Puig por ese tipo de cine y sus novelas hay un abismo. De las ocho novelas que escribió Puig tú no puedes decir que esas novelas sean cine; hablan de cine pero son de una estructura complejísima, sin embargo no te remiten a una película. Sí te remiten al universo cinematográfico de Rita Hayworth, El gran Gatsby… pero la estructura no corresponde a la estructura clásica de las películas que a él le gustaban.
 
 
¿Puig ha sido una influencia? ¿Te ha ayudado a escribir guiones de cine o narrativa?
Creo que quizás la influencia más cercana de él que yo reconozco es mi novela Dos veces por semana, que es un diálogo permanente y creo que eso lo he tomado de El beso de la mujer araña
y de un capítulo de La traición de Rita Hayworth, de un capítulo que se llama Hollywood Cosméticos, en donde dos mujeres conversan.
 
 
 
 
LA ESCRITURA DE GUIONES Y EL CINE
 
 

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Estamos en Barranco, en la calle Pérez Roca, a media cuadra del viejo y querido Cinematógrafo, el mejor lugar de Lima donde se proyectaban imprescindibles ciclos de cine de autor. Es una coincidencia, dicho sea de paso, la proximidad de Giovanna Pollarolo con el cine. «Era algo que no pensaba hacer», afirma cuando se le recuerda que ha escrito los guiones de muchas de las películas que dirigió Francisco Lombardi, su exesposo. La boca del lobo y Caídos del cielo, entre las historias originales, y No se lo digas a nadie, Ciudad de M, Pantaleón y las visitadoras, Tinta roja, entre las adaptaciones de novelas al cine. «En Tacna la gran diversión y lugar de encuentro era el cine. En mi adolescencia iba muy seguido a ver películas», recuerda Giovanna cuando tratamos de indagar sobre si se recuerda más leyendo un libro o viendo una película. «Me recuerdo más leyendo un libro», responde. 
 
 
En el trabajo de la escritura, ¿qué te resulta más fácil: escribir un poema o un guion?
No sé (ríe). Dificultades siempre hay, pero son de distinto tipo. Puedes pasar varios meses dándole vueltas a un poema, en el guión es la urgencia de escribirlo por los plazos.
 
 
En el caso de los guiones, ¿es más fácil adaptar un libro? Esto en la medida de que crear un guión puede bloquear la creatividad debido a la presión que hay por entregarlo pronto
Al tener una novela por adaptar se piensa que ya tienes una trama, pero a veces tener eso es un problema porque tienes que ver cómo cuentas la historia y de pronto la voz que está narrando esa novela no te sirve, y hay que empezar a buscar de otra manera, trabajar una nueva estructura, no necesariamente es más fácil. Por ejemplo, en la adaptación de Tinta roja (la novela de Alberto Fuguet), la escritura del guión no me tomó tanto tiempo como sí llegar a la estructura, porque la novela está dividida en capítulos que alternan una noticia periodística y otro que tiene que ver con la vida del grupo (Faúndez, Alfonso Fernández), tienes muchas historias y tienes que optar.
 
Y en el caso de esta película tengo entendido que conversaste con Fuguet
No tanto así. Ahora que Alberto estuvo en Lima él recordaba que conversamos cuando el guión ya estaba hecho. Él vino durante la filmación y fue al rodaje. Alberto es un cineasta y pertenece a una generación de escritores que no le temen al cine. Antes, los escritores pensaban que el cine banalizaba sus novelas, que las malograban, que las adaptaciones eran el horror. Es más, creo que él es más cineasta que escritor.
 
 
Has escrito el guión de Polvo enamorado,  película que no fue recibida nada bien por la crítica ¿Eso demuestra que más determinante es el trabajo de un director para el resultado de una película?
Una película es un trabajo en el que entran tantos factores… incluso yo diría que hay películas de director, de actor, de guionista… una película puede perder nivel por un tema de producción… todos y nadie a la vez son responsables del resultado.Yo escribo con toda seriedad,  he hecho siempre lo mejor que he podido como guionista, pero siento que mi expresión y donde soy realmente independiente y responsable de las virtudes y defectos de lo que escribo son en mis libros.
 
 
¿En esencia te consideras poeta? ¿Piensas en gran parte del día en escribir poesía o mentalmente la vas escribiendo mientras estás haciendo alguna otra cosa? 
(Ríe) Hay épocas. Siempre me acuerdo esto que decía Toño Cisnerosde que la poesía es caprichosa, que de pronto te visita, se instala en ti y estás en una etapa como febril, no dura más de 20 días y de allí hasta que venga otra visita… No me imagino diciendo hoy voy a escribir un poema.
 
 
 
 
ENTRE MUJERES SOLAS
 

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Es curioso pero al leer la poesía de Giovanna Pollarolo no me da la sensación de que esté contando su vida, como afirmaban sus críticos. Parece que hablara de «las mujeres» en plural aunque a partir de situaciones vividas por una de ellas. Hay algunos versos, sobre todo en Entre mujeres solas, que saben a revelación y decepción: Después de los treinta/el futuro de una mujer/está cantado. O este: Está bien ocupada delineando/el futuro de sus hijos/el suyo ya lo ha olvidado. Pero también me hizo pensar que las situaciones relatadas por sus poemas no se cumplen ya a rajatabla, pues los tiempos han cambiado: la mujer ya no es la sumisa ama de casa. Así que leer sus poemas es explorar también en cierta forma cómo pensaban nuestras madres y cómo algunas cosas no cambian: el desencanto por la vida en pareja, el matrimonio y la vida en familia. 
 
 
Este libro sale a luz 25 años después de la publicación de tu primer poemario, Huerto de los olivos ¿El hecho que el libro lleve el título Entre mujeres solas es porque es el poemario que más te representa?
Es el más recordado y creo que tiene que ver más con un tema de público y al final sin darme
cuenta, como digo en el prólogo, he escrito una trilogía. En los tres libros hablan mujeres, diferentes desde María, Martha y mujeres de esta época.
 
 
Entre mujeres solas, ¿es un diálogo o respuesta al libro homónimo de Cesare Pavese? 
No, no. Me gustó el título del libro porque tiene que ver con estas mujeres que están hablando. El relato de Pavese, es una mujer que llega a Milán para dirigir su compañía de modas en una Italia de la postguerra, es un mundo muy banal, de la alta burguesía.Pavese tiene otra manera de ver la soledad. 
 
 
Sobre tu poesía, casi a manera de reproche se decía que era autobiográfica y muy simple. ¿Cómo defines la poesía que haces?
Ya lo he dicho en el prólogo: esto es lo que hay (ríe), ya cada quien que lea, si le gusta o les dice algo, me parece me excelente, si les irrita, también, ya que esta es una reacción que también hay que explorar.
 
 
¿Estos poemas de Entre mujeres solas tratan de mostrar el desencanto sobre la vida en pareja a manera de advertencia a las mujeres jóvenes?
Pero dime, ¿qué persona no ha pasado por estas experiencias de desamor, de desencanto? Es humano esto.
 
 
¿Y qué puede significar para un hombre leer estos poemas?
Me encantaría saberlo, pero no lo sé, quienes más me comentan sobre mis libros son mujeres. Recuerdo que Eduardo Chirinos dijo que siempre había querido saber lo que hablaban en el baño las chicas adolescentes que se encerraban allí en las fiestas, y ese poemario, Entre mujeres solas, de alguna forma le estaba haciendo escuchar aquello que nunca pudo enterarse.
 
 
Cuentas que publicas poco porque destruyes mucho, ¿escribes todos los días? 
No escribo todos los días porque me dedico también a la enseñanza, dicto tallares y el tiempo dedicado a la escritura es poco y hay que robarle tiempo al descanso para escribir. No vivo de lo que escribo, lamentablemente no he conseguido una situación de escritora profesional como Vargas Llosa. 
 
 
¿Qué estás escribiendo?
Estoy trabajando en algunos poemas, pero todavía va a tomar tiempo publicarlos, no sé cuánto.
 
 
¿Crees que ya has expresado todo lo que querías a través de la escritura o todavía no?
Nooo…todavía hay mucho que explorar.
 
 
 
 
 
CINCO LIBROS RECOMENDADOS POR GIOVANNA POLLAROLO
 
 
1. Todos los cuentos de Raymond Carver.
 
2. Cae la noche tropical, de Manuel Puig.
 
3. Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Infante.
 
4. Ana Karenina, de Lev Tolstói.
 
5. Poesía de Jorge Eduardo Eielson y Blanca Varela.
 
 
 
 
 
 


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