Giovanna Pollarolo: “La escritura la vivo como oleadas”

Poeta, narradora y guionista de cine. Giovanna Pollarolo publicó recientemente la novela Toda la culpa la tiene Mario. Conversamos con ella a propósito de este nuevo libro.

 

Por Jaime Cabrera Junco
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Sus abuelos italianos se afincaron en Tacna, donde ella nacería. El cine era la gran diversión y el lugar de encuentro en la Ciudad Heroica. Asistía mucho a las matinés cuando era adolescente, pero se recuerda más leyendo un libro.  Es poeta, ensayista, narradora, guionista y profesora universitaria. Su interés por el cine y la literatura la han llevado a admirar e incluso a estudiar la obra del escritor argentino Manuel Puig, uno de los autores más originales del siglo XX, dice. Últimamente habría priorizado su formación académica y la creación literaria estuvo aparentemente entre paréntesis. Paréntesis que se cerró luego de publicar recientemente la novela Toda la culpa la tiene Mario (Planeta, 2016), obra que a pesar de lo que dice su título se centra en un club de lectura de unas señoras de la clase alta limeña que para celebrar sus 45 años deciden invitar a Mario Vargas Llosa para que comparta con ellas en esa ocasión especial. La invitación sigue su curso, pero…la noticia que todos sabemos del Nobel desmoronó la amistad de estas lectoras.

Han pasado ocho años para poder tener en nuestras manos un nuevo libro tuyo. La curiosidad que tengo es si antes del affaire Vargas Llosa-Preysler ¿estabas escribiendo algo o ha sido precisamente ese acontecimiento el que dio origen al libro?
En realidad lo que he estado trabajando son cuentos. El año pasado me dijeron para hacer una reedición de mi libro Atado de nervios, publicado inicialmente a fines de 1999, y quise agregar otros cuentos. Tenía tres relatos y cuando empecé a escribir el cuarto este se convirtió en esta novela. Fue sin darme cuenta y partí de la idea de escribir sobre un grupo de amigas que se pelean sin saber por qué, pero mi idea no era detallar esta pelea sino hacer que las consecuencias de esta estuvieran en la superficie de la historia para que así los lectores fueran reconstruyéndola. Y fue así que encontré que una de las razones de la pelea pudo haber sido ocasionada por este tema (el romance de Vargas Llosa) y fue casi como escribir un guión, cuyo escenario era un club de lectura.

¿Y por qué sobre el affaire Vargas Llosa?
Creo que por los efectos de la realidad. En esos días del año pasado asistimos a una especie de gran novela por entregas en periódicos y revistas. En todos los ambientes sociales había un gran interés por eso que estaba sucediendo, entonces ahí también eso como que fue un terremoto que conmocionó…

Has dicho que te has divertido escribiéndola…
Sí, y creo que se nota porque los lectores que me han hablado me dicen que se divierten mucho y que la leen muy rápido.

TodalaculpaPortadaLPGEn esa línea, pensaste, como se ha dicho en algunas reseñas, en la coyuntura para que la novela tenga más notoriedad
Lo que te puedo decir es que sentí que la novela había llegado al final porque la fui escribiendo simultáneamente a la historia del romance de Vargas Llosa y tenía bien claro que este grupo de amigas del club de lectura se terminaba el día en que era la fecha en que se esperaba a Vargas Llosa y no iba a asistir. Entonces decidí que ahí terminaba la historia y dejaba de comprar Hola, Cosas y todas las revistas que habían sido mis fuentes y le ponía punto final. Y claro, ahí dije “esto ya está listo” y así fue como procedí.

¿Y cómo ha sido el proceso de escritura? Contabas que ha habido escenas que las has escrito como un guión
Fue bien complicada la estructura. O sea, el libro tiene muchas idas y venidas y muchas voces, en un momento casi se me desborda, tuve que empezar a hacer fichas, no tantas como dice Vargas Llosa que usa, pero sí sin querer tuve que recurrir a cosas que no había hecho antes en mis cuentos, a anotar quién es quién, caracterizarlos y que no se confunda mucho el tema de los tiempos.

¿Hasta qué punto en la novela hay una sátira sobre la alta burguesía limeña o llamada comúnmente pituquería?
No, más bien estuve pensando en las diferentes miradas y formas cómo lo relacionamos con la literatura, desde la más esnob como una especie de adorno de una idea de la lectura como algo que hace sentir superior hasta la forma más académica, la lectura por placer. En fin, no hay un juicio o quizá cada lector tendrá que determinarlo, en todo caso hay una mirada de muchos puntos de vista sobre cómo nos relacionamos con los libros y sin una solución, o sea, no hay una mejor ni peor. Es un tema que está ahí y a mí personalmente porque vivo de eso, vivo en eso, toda mi vida está vinculada con la literatura y es un tema que no termino de asir.

Si bien por el título puede creerse que estás hablando sobre Vargas Llosa, hay una línea en la que también vemos la relación de este grupo de mujeres con la cultura. Pero, además, hay un tema que está presente en tu poesía y obra narrativa: la soledad
Exacto. Es otra versión de Entre mujeres solas (su poemario). Cuando años atrás estaba escribiendo los poemas de ese libro en un momento tuve la tentación de construir personajes que pudiéramos identificar a cada mujer, a cada voz que hablaba y crearles una historia a cada uno pero la poesía te da muchas más libertades que la narración. En la poesía tú te puedes saltar, puedes hacer elipsis, es un lenguaje diferente, no tienes que estar tan atento. No sé quién decía que en la narración si un personaje abre una puerta la tiene que cerrar, por lo menos en una narración más o menos convencional.

 

 

LA ESCRITORA NO PROFESIONAL

Foto: Ellos y Ellas/Caretas.

Foto: Ellos y Ellas/Caretas.

¿A qué se debe estos silencios en tu obra? ¿Las ocupaciones alimenticias te dan poco tiempo para la creación? ¿O es acaso que no encontrabas cómo dar forma a las ideas que tenías en mente?
Es porque tengo un ritmo diferente y porque hace años que me di cuenta de que había tomado una decisión, la decisión de no ser una escritora profesional, en tanto que signifique o no pelear por tratar de serlo, en el sentido de vivir de la escritura. Y, entonces, eso hace que tenga mucha libertad y escriba a mi ritmo. Es verdad que a veces hay ocupaciones, toda esta línea de lo académico también es escritura y toma tiempo. La escritura la vivo como oleadas, siempre estoy en algún proyecto, pero hay algunos que tienen más protagonismo en algún momento que otros.

Entonces, no ver a la escritura como una ocupación te da mayor libertad
Claro, me siento totalmente libre, no tengo ningún apuro ni ansiedad. Por otro lado no es nada fácil la carrera del escritor profesional. Si quieres ser un escritor profesional tienes que lograr salir del Perú, por ejemplo. Hay una serie de requisitos que un escritor debe tener en cuenta en el momento de tomar la decisión sobre qué clase de escritor quiere ser. Y escogí la menos arriesgada digamos (risas), la más tranquila. Escribo en mi espacio, lo que necesito escribir, cuando reúno los elementos necesarios para estar inspirada…

La última vez que conversamos, en 2012, me decías que estabas trabajando en algunos poemas, ¿sigues escribiendo poesía?
Sí. Mira, justamente ese es otro tema de ritmo porque mi idea del 2016 era ese libro y fue desplazado por Toda la culpa… O sea, esos poemas están ahí en proceso desde hará unos cuatro o cinco años, De casa en casa (así se llamará el poemario) que hasta ahora no lo logro redondear.

¿Están presentes las mismas temáticas?
De casa en casa es más bien el espacio físico que da lugar a la reflexión, pero seguramente aparecen mujeres solas sin duda (risas).

Hay unos versos tuyos que al releerlos me llamaron la atención: Después de los treinta/el futuro de una mujer/está cantado. Me remitió también a los versos de Noches de adrenalina, de Carmen Ollé: Tener 30 años no cambia nada salvo aproximarse al ataque/cardíaco o al vaciado uterino. ¿Esa es una edad crítica en una mujer?
Al menos en mi época se vivía así, no sé cómo será ahora, pero creo que debe serlo. Me acuerdo que la profesora Susana Reisz tiene un artículo sobre el tema de la juventud en las sociedades occidentales y hablaba de una crema de belleza, de un producto que se llamaba Eterna 26, como, digamos, el mandato de permanecer, de no pasar de los 26 años y que es terrible porque el tiempo pasa para todos y esa idea de la exaltación de la juventud ciertamente es un mandato más fuerte y poderoso para las mujeres que para los hombres, entonces es más natural que se viva de una manera más dramática…

EntremujeresSolasPortadaUna crisis, repensar el tiempo…
Sí y también de protestar, ¿no? De protestar y decir “oye no hagas que se detenga mi vida”, como pareciera que ocurre.

¿Qué sueles hacer más: leer un libro o ver películas?
(Piensa) He estado viendo muchas series de televisión de Netflix… Mad Men, Los Soprano, Breaking Bad, todas esas… me han quitado tiempo para lectura. En realidad son como leer, esas series son como leer novelas…

Algunos dicen que son como la novela en el siglo XIX
Pienso eso, sí, y me gusta tenerlas todas juntas y programar un día, pero sí también películas, pero sí, son las dos cosas que (me gustan), cine y novela…

¿Lo de escribir guiones te seduce aún? Trabajaste antes con Francisco Lombardi, tu exesposo. Ahora, tu hija Joanna también es cineasta.
Ahh… Sí, no estoy escribiendo guiones últimamente. He estado dedicada desde 2006 más a mejorar mi situación académica, a obtener la maestría y el doctorado. Eso me ha tomado bastante tiempo. Recién estoy retomando la escritura creativa. Esta novela es como una especie de grito “Yeee terminé lo académico y me doy permiso para la creación”, aunque la academia, los estudios académicos también te exigen mucha creatividad…

¿Trabajarás en algún momento con tu hija?
Sí, va a haber sorpresas solo que todavía no lo voy a decir (risas). Que lo diga ella.

¿Cuál es tu relación con la escritura?
(Piensa) Es una necesidad. No la tengo siempre, pero a veces es algo, o sea, es absolutamente necesario para poder muchas veces calmar, calmarme, calmar la ansiedad, elaborar una sensación que no la comprendo, construir una relación mejor con los acontecimientos. Por la escritura pasa todo para mí.

 

LIBROS Y AUTORES FAVORITOS DE GIOVANNA POLLAROLO

  1. Francamente, Frank, de Robert Ford
  2. Todas las novelas de Paul Auster
  3. Tokio Blues, de Haruki Murakami
  4. Cuentos de Antón Chejov
  5. El museo de la inocencia, de Orhan Pamuk