De feria del libro a feria de líos: el balance de la #FilLima 2013

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La 18 edición del evento libresco más importante del país culmina en medio de cuestionamientos generados por desacertadas decisiones de la organización que motivaron protestas  y censuras. Aquí nuestro balance de esta feria en la que los libros y las actividades culturales pasaron por varios momentos a un segundo plano.  

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Fotos: Feria Internacional del Libro de Lima

 

Por Jaime Cabrera Junco
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Sinceridad ante todo: este artículo no puede ser ciento por ciento objetivo. La razón es porque Lee por gusto ha sido involuntario protagonista de uno los efectos que tuvieron algunas decisiones de la Cámara Peruana del Libro en la organización de la 18 Feria Internacional del Libro de Lima. Aunque en el fondo agradecemos la circunstancia, porque el haber sido censurados en Perú21 por un post inocuo nos obligó a acelerar una idea que teníamos en mente pero que íbamos aplazando: el tener una web propia.

Dicho esto, quisiera empezar por resumir lo que han significado estos 17 días de feria, en el que, evidentemente, no todo ha sido negativo, ya que gracias a las editoriales y sus representantes hemos podido conocer y escuchar a escritores y autores que vinieron a presentar sus libros y hablar de su oficio. Quizás entre lo mejor de las presencias extranjeras destacaron la periodista argentina Leila Guerriero y el puertorriqueño Eduardo Lalo, un escritor de un país que poco asociamos a la literatura. No se puede obviar tampoco el punche de las editoriales independientes, que han dinamizado nuestro pequeño mercado editorial en un país donde se lee poco. Su esfuerzo sostenido hay que reconocerlo y alentarlo.

 

EN LA PREVIA

Desde antes que empezara, la feria ya se había ganado muchos anticuerpos. Las críticas surgieron por el costo de la entrada (4 soles), y que, según comentan nuestros lectores, no hubo correspondencia en la medida de que no se imprimieron suficientes programas de actividades, faltó mayor señalización en los pasadizos, y hubo circunstancias desagradables con los servicios higiénicos portátiles. En segundo lugar, el homenaje a Martha Meier Miró Quesada generó protestas en muchos escritores que firmaron un manifiesto en contra de este reconocimiento que luego, tras el escándalo, se ‘corrigió’ al afirmar que el homenaje era en realidad al suplemento El Dominical, de El Comercio. Aquí incluso hubo algunas diferencias, ya que otro grupo de escritores exigía no ir a la feria como protesta más coherente.

Con esos antecedentes comenzó la Feria del Libro de Lima que tuvo como país invitado a Puerto Rico, cuyos escritores y académicos participaron en distintas mesas, siendo su abanderado y figura sobresaliente Eduardo Lalo por ser el ganador de la reciente edición del Premio Rómulo Gallegos de Novela. Y esto que no estamos ahondando en las críticas previas por la participación del rockero Pedro Suárez-Vértiz, quien presentó un libro autobiográfico, que ha terminado como el de más ventas en la feria.

 

LAS CENSURAS Y DENUNCIAS

angryferiaSi antes quedaba un resquicio para la duda, ahora nadie objetará que esta ha sido la feria donde lo cultural pasó a un segundo plano, y esto ha llevado a pensar seriamente en la representatividad de esta como evento nacional. Ahora, no hay que olvidar –poniéndonos un momento como abogado del diablo- que el Estado solo “apoya” y no organiza este evento. Quien lleva las riendas es la Cámara Peruana del Libro, cuyo objetivo es vender libros. ¿Se les puede pedir que dejen de pensar solo en dinero? Sí. Tendría que buscarse un equilibrio entre lo comercial y lo cultural, y en esto último la feria está en deuda.

Y del ruido de los días previos hubo uno que se originó apenas al segundo día. La página web de Lee por gusto, alojada desde noviembre de 2010 en Perú21.pe, fue sacada abruptamente de línea. La razón fue una nota redactada por el suscrito en el que solo se reseñaban las críticas previas al homenaje a Martha Meier. No había que ser muy agudo para entender que la orden de retirar el blog fue de ella, faltando un día para su homenaje que finalmente tuvo que hacerse en privado por temor a posibles protestas. Cuando el martes 23 de julio intenté convencer al director de Perú21 de que restituya el blog -puesto que había material de casi tres años que se estaba yendo al tacho- este me dijo que ello, definitivamente, no iba a ocurrir. Fue ante esa negativa que decidí presentar mi renuncia al diario donde vengo trabajando de manera continua desde marzo de 2007.

De otro lado, y cuando parecía que la palabra censura se había esfumado, en el último día de la feria esta volvió otra vez a asomarse. El escritor Diego Trelles Paz denunció, a través de su cuenta de Facebook, haber sido “vetado” y declarado “persona non grata” por la Cámara Peruana del Libro (CPL) impidiéndosele la firma de autógrafos de su libro de cuentos Hudson, el redentor. La razón: haber firmado el manifiesto contra el homenaje a doña MMMQ y ser un crítico constante de la CPL. La oposición para que el escritor no firmara surgió cuando se le solicitó a la cámara que les preste una mesa y silla. A través del teléfono, Trelles nos contó que la orden vino directamente de la directora cultural de la feria, Doris Moromisato, quien habría dicho que no era posible que él, una persona contraria a la cámara, este allí. Asimismo, denunció que el sábado por la noche, al poeta Víctor Ruiz Velazco le apagaron el micrófono mientras intervenía en una mesa dentro de la feria.

Este fue el cierre de la FIL Lima, donde como decíamos, lo cultural pasó a un segundo plano, y que mientras se desarrollaba hubo denuncias aun más comprometedoras como la hecha por IDL-Reporteros. En un reportaje titulado Feria de libros, reveló que en setiembre de 2010, el Ministerio de Educación –en ese entonces bajo la batuta de José Antonio Chang- compró libros por 7 millones de soles a V&D Distribuidores, empresa que había hecho de testaferro de la librería Crisol, propiedad de Chang y Jaime Carbajal, actual presidente de la CPL, y en sociedad del expresidente Alan García. En palabras más simples: hubo una reventa de libros y el Estado pagó de más para surtir de textos a los colegios nacionales.

 

¿QUÉ SE VIENE?

Ya terminada la Feria del Libro de Lima, y mientras se aguardan aún las cifras de visitantes y de ventas, lo más importante es buscar que la edición del próximo año borre este mal sabor que deja la de 2013. La Cámara Peruana del Libro tendrá que analizar lo que ha pasado y ver que este año lo negativo ha primado, que el precio de la entrada aun siendo “la más barata de Latinoamérica”, no se justifica si el programa es poco atractivo. Críticas siempre hubo, pero ahora estas han llegado a tal grado que ha llevado a cuestionar su representatividad. El debate está abierto, pero al tratarse de un organismo privado finalmente la cámara es la que decidirá qué hacer.

 

 



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