Alberto Rincón Effio: «La única forma que tiene la literatura para defenderse de la TV es la calidad»

Una conversación con Alberto Rincón Effio, editor del libro Crímenes en Lima, quien nos habla sobre el origen de este proyecto que reúne ocho textos sobre sonados casos de la crónica policial.

 

Por Ricardo Flores Sarmiento

Vivimos en una sociedad violenta y esta inquietante situación es retratada en las crónicas de Crímenes en Lima, reciente publicación del sello Melquíades de la Librería Crisol. El libro se detiene en ocho casos de asesinatos que impactaron como noticia. Algunos muy mediáticos y otros pocos conocidos, pero relevantes en su momento. La publicación ahonda y hurga en la violencia en la que estamos rodeados y que tal vez por la cotidianidad con la que ocurre la hemos normalizado.

En estas páginas, Gabriela Wiener escribe sobre el asesinato de Eyvi Ágreda; Luis Jochamowitz sobre la muerte de la familia Paredes; Carlos Enrique Freyre acerca del caso de Alicia Delgado; Carlos Paredes sigue el caso de la familia Tozzini Bertello; Alejandro Neyra escribe sobre el asesinato del diplomático Jorge MacLean Estenós; Ricardo León recorre la ruta del asesinato masivo en Los Olivos; Dany Salvatierra sigue el caso de una joven que vivió con el cadáver de su madre; y María Luisa del Río escribe sobre Myriam Fefer y su muerte, la cual nunca parece cerrase.

«La realidad peruana es una novela negra a tiempo completo», dice Fernando Ampuero, uno de los autores peruanos con mayor producción de este género. En las páginas de Crímenes en Lima podemos comprobar esta afirmación.

 

¿Cómo nació Crímenes en Lima? ¿Cuál fue su origen?
El origen del libro es el de contar, recopilar, algunas de las historias que se ven todos los días en la televisión de todo el mundo como son los asesinatos, y conversar a partir de ellos sobre qué nos pasa en Lima, por qué hemos comenzado a tomar casi como una normalidad que nos matemos entre nosotros de esa forma, y cómo la evolución de este fenómeno ha ido incluso invisibilizándose, convirtiéndose un suceso diario que casi no vemos y de ahí viene la idea de recopilar ocho historias contadas por cronistas. Cada uno tuvo la facilidad de encontrar el tema que quería contar y de ahí nace el libro Crímenes en Lima.

 

¿Cómo se seleccionaron estos ocho casos?
Lo primero que hice en particular fue hablar con varios autores, casi el doble (de los publicados). Algunos tenían textos ya escritos, algunos tenían inquietud por algunos temas, el caso de Alejandro (Neyra), él ya tenía un texto en borrador porque ese tema en particular toca un aspecto que él conoce muy bien como es el asunto entre diplomáticos. El asesinato de MacLean es un asesinato que ocurre en los años cincuenta, bueno Alejandro había hecho una pesquisa sobre eso, porque su papá que también fue diplomático, era amigo de MacLean o fue contemporáneo de él. Jochamowitz, en cambio, tenía ya el texto de los Paredes y había publicado un extracto en El Comercio. Igual María Luisa que tenía ya un texto en borrador sobre Eva Bracamonte. Eva es su amiga. Igual con Danny Salvatierra que tenía algunos recortes sobre la muerte de esta señora Niño de Guzmán. Y así fue que conversé con todos estos autores. Ellos han sido los que de alguna forma confirmaban o rechazaban el trabajo, porque ya tenían algo por trabajar o si estaban de acuerdo con escribir textos de este estilo. Y así se formó el libro.

 

Y aparte de estos ocho casos, ¿se quedaron algunos fuera? ¿Hay alguna idea para hacer una segunda parte y tal vez con una mirada hacia el interior del país?
Sí, creo que (esta publicación) es quizás el abreboca de todo un tipo de libros que deberíamos empezar a trabajar en general. Libros sobre lo cotidiano, porque pasa muchas veces, el ser humano tiende a normalizar todo, quizás porque no podría sobrevivir, si nos martirizaran todas las muertes, si nos afectara personalmente cada vez que prendemos la televisión y nos encontramos un asesinato. Quizás no podríamos seguir con nuestra conciencia tranquila de alguna forma. (Crímenes en Lima) es un trabajo que debería tener una segunda parte con quizás ciudades convulsas como Trujillo, como la selva, que pasan muchísimos de estos temas y casi no los tocamos. Es una buena oportunidad para hacer ese trabajo.

 

¿Por qué crees que no ha habido el interés en los escritores de llevar los crímenes a la no ficción, pese a que diariamente se ven estos casos?
Pueden ser dos fenómenos. El primero porque son muy recurrentes, uno ocurre tras de otro, uno es más espeluznante que el anterior, no hay un momento quizás para cogerlos y para tratarlo con la atención. Y otro tema es que quizás no le encuentran una novedad, quizás no le encuentren un interés literario a contar un hecho cruel, porque pasa frente a la casa de todos nosotros, pasa muy cerca, lo más normal es que cualquiera se de media vuelta y mire hacia otros temas más cómodos.

 

Sin embargo, en la televisión si han habido programas como Detrás del Crimen o Historias detrás de la muerte que han tenido veinte episodios, treinta capítulos sobre casos emblemáticos como el caso del (poeta José Santos) Chocano, ¿crees que estos casos son más sensibles para la televisión o también se pueden trabajar en la literatura?
La literatura es una plataforma perfecta para este tipo de casos. Lo que creo es que la televisión es más efectista. En la televisión, tú puedes mostrar el muerto, puedes preguntarle a la víctima y eso obviamente eso gana a veces. La única forma que tiene la literatura para defenderse de los medios hoy día como la televisión es la calidad, la calidad de autores como los que hay en este libro (Crímenes en Lima), que de alguna forma se plantan frente a esta casi decidía de no tocar en un libro temas tan sensibles y tan finos de tratar.

 

En el mundo hay una tendencia hacia el True crime, donde se tocan casos (reales). Michelle McNamara publicó El asesino sin rostro, que fue su best seller, pero aquí en Perú hay muy pocos libros así como El caso Banchero, que se acaba de reeditar, La medianoche del japonés de Jorge Salazar; la crónicas El descuartizador del hotel Comercio de Luis Jochamowitz; El caso Poggi también de Jorge Salazar. ¿Tú crees que el periodismo de investigación no ha llegado a ese nivel tan profundo o sí, pero no se ha publicado?
Creo que ha muerto en el intento. Sí han habido muchos intentos por llegar a crear literatura, por hacer literatura de eso, pero nos ha ganado la novedad, han dejado de ser novedosos los crímenes porque ocurren uno detrás de otro, pero lamentablemente tenemos el material para escribirlo y la calidad de autores para tratarlo. Lo que no debe dejar un periódico es que se muera un caso por el simple hecho de que ya no es novedad o que ya no vale la pena revisarse o quizás porque ya perdió cierto auspicio de la gente. (Crímenes en Lima) es una forma de reconocer que sí se pueden hacer trabajos con buen estilo y calidad sobre estos temas.

 

LOS CINCO FAVORITOS DE ALBERTO RINCÓN EFFIO

1. Operación Masacre, de Rodolfo Walsh.
2. Plano Americano, de Leila Guerriero.
3. ¿Quién mató a Rosendo?, de Rodolfo Walsh.
4. Hambre, de Martín Caparrós
5. El ladrón de orquídeas, de Susan Orlean